OPINION

Los problemas de la última edición de Gran Hermano VIP

Rosa Benito gran hermano vip
Rosa Benito gran hermano vip

Gran Hermano VIP es un éxito de audiencias. Pero la sombra de la pasada edición es alargada y favorece la percepción de que esta temporada tiene menos tirón. Sin las salidas de tono de Belén Esteban, Víctor Sandoval e Ylenia, la casa de Guadalix de la Sierra se siente más vacía y, sobre todo, menos identificable por parte del espectador fiel de Telecinco. Porque, a nivel televisivo, este Gran Hermano está sufriendo cuatro problemas para crecer en espectadores.

1. ¿Sálvame o Gran Hermano?

La presencia de determinados perfiles, como Laura Matamoros, genera más contenidos para Sálvame que para el propio el reality. Telecinco siempre intenta arrastrar contenidos de un programa a otro, pero en esta edición de GHVIP, la endogamia puede a llegar a excluir a un tipo de público que no sigue las tramas diarias del programa de Jorge Javier Vázquez y Paz Padilla. En ocasiones, surgen más tramas para comentar en Sálvame que para vivirlas realmente dentro de la casa.

2. La saturación

El equipo de Gran Hermano es hábil a la hora de generar pruebas y giros dramáticos para que los internados en la casa no caigan en la aburrida monotonía. Lo malo es que GH se ha transformado en el programa comodín de Telecinco. Ocupa varios prime time. El reality debe rellenar 4 horas en 3 noches a la semana. Y esta edición no tiene material para hacer interesantes tantas horas. Como consecuencia, las tramas se diluyen. No hay suficientes momentazos en la convivencia y se nutren de mucho relleno. Esta paja diluye el interés del espectador, que necesita un vaivén constante de frenéticos vuelcos en el culebrón para que su atención no decaiga.

3. Expertos en tele-realidad

Rosa Benito era una de las bazas del programa. Heredera natural de Belén Esteban. Sin embargo, cuenta con una contraindicación: ya venía demasiado experta en tele-realidad, pues participó en Supervivientes. Pero ahora su comportamiento no es como en la isla de los náufragos, sino que controla y calcula mucho más la situación. Lo mismo pasa con Liz, tan curtida en las trampas para propulsar el share en televisión, que es difícil creerse nada de lo que hace. El público de Telecinco desconfía de estrategias, se identifica menos con personajes que andan faltos de un temperamento espontáneo que se olvide, de verdad, de las cámaras. En la anterior sí hubo muchos concursantes (con Belén Esteban a la cabeza) totalmente fuera de control, por eso resultó más auténtica.

4. Vips que no son vips

La empatía, en su máximo esplendor, escasea en GHVIP 2016. Cuesta que alguien te caiga bien. Y además hay famosos que no son famosos ni para los más fieles de Telecinco. Ese es otro problema. Las cadenas saben que pueden fabricar celebrities en tiempo exprés y con las tramas adecuadas, pero a esta edición no le está resultando nada fácil crear personajes que den verdadero juego durante la semana o en las galas en directo. Todo es, sencillamente, soso, aburrido, olvidable.

Telecinco se ha asentado como la cadena de la tele-realidad y sus fieles no faltan a la cita. Están ahí casi por inercia. Pero este Gran Hermano VIP no tiene la misma fuerza mediática y social que el anterior, no genera filias y fobias, no provoca conversaciones en la calle ni da para vines, memes y gifs que circulen por la red. Y esto último, hoy en día, es esencial.

GHVIP sigue infalible para mantener la media de Telecinco pero es un fracaso en eso de hacer ruido. Más bien, está transcurriendo en completo silencio.

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@borjateran

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