OPINION

Mónica Naranjo: los daños colaterales de abandonar un programa como 'Tu cara me suena'

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Tras una exitosa carrera musical, los espectadores descubrieron el carisma televisivo de Mónica Naranjo gracias a Tu cara me suena. El talent show de imitadores fichó a la cantante como miembro del jurado en 2011. Y sorprendió su carisma. Naranjo jugó, entró al trapo, emocionó. En definitiva, brilló con su personalidad propia. Estaba en el programa perfecto para ello.

Sin embargo, tras la edición "mini" (con niños) de Tu cara me suena en 2014, Naranjo decidió abandonar el formato que le había dado la gran oportunidad televisiva. También Antena 3, la cadena que incluso apostó por ella para conducir un programa en solitario: ¡A bailar!. Cambiaba el gran espectáculo de TCMS por otro talent, Pequeños Gigantes de Telecinco, con menor capacidad de producción.

La noticia sorprendió en las redes sociales, determinados tuiteros hasta intentaron explicar a la artista que se equivocaba con la decisión. Y es que Naranjo desprende un fervor popular que sólo logran las grandes divas. Ella lo es. Con creces.

Pero se fue. Y empezó la nueva temporada de Tu cara me suena, la edición número cuatro. Entonces, ciertos gurús televisivos pronosticaron que el show de Antena 3 iba a sufrir la ausencia de la artista del Sobreviviré. Se equivocaban. Olvidaban que casi nadie es imprescindible en la pequeña pantalla.

Tu cara me suena regresó con decorado nuevo, más espectacular, con nuevo casting, más VIP y empático, y con nuevo jurado, incorporándose Shaila Dúrcal y Lolita. Rápidamente, la hija de Lola Fores hizo que los fieles del programa se olvidaran de la Naranjo. Porque transmitía una energía muy positiva en las galas.

El perfil de diva apoteósica en el jurado daba paso a otro: el de la artista campechana. La espontaneidad de Lolita se transformaba en uno de los grandes ases en la manga de la temporada de Tu cara me suena.

Porque Lolita es como de la familia. Aporta un valor nostálgico en los adultos y despierta inquietudes en los jóvenes. No duda en compartir su vida y la de los suyos con la audiencia, contando sus ¡anécdota, anécdota! a través de una apasionante precisión de detalles (nombrando lugares icónicos, artistas inolvidables, vivencias únicas), lo que se traduce en un aliciente extraordinario para el encanto del formato. Engancha, te deja pegado al televisor y emociona. Al fin y al cabo, ella es parte intrínseca de nuestro país, de la cultura popular. Como su madre.

Los pronósticos, por tanto, fallaron. Como tantas veces. Y Tu cara me suena no echó de menos a Mónica Naranjo. Al contrario, creció sin ella. Así es la tele de injusta. Mientras, en esta última temporada, Pequeños Gigantes ha pasado más desapercibido, con peores audiencias que en la primera edición. Además, las finales fueron ensombrecidas al ser enfrentadas a los mediáticos debates electorales. Tampoco brilló el especial navideño con un pobre 14.2 por ciento de share y 1.628.000, mínimo de seguidores.

En cambio, Tu cara me suena ha disfrutado de una de sus mejores temporadas, arrebatando el liderazgo de los viernes a Sálvame Deluxe y demostrando el poderío de la dirección artística de los creadores del formato, Gestmusic, la gran productora española de espectáculos de entretenimiento a nivel global (realización, puesta en escena, sonido, selección musical...). De hecho, TCMS ha terminado con 3.807.000 espectadores y un 25,7 por ciento de cuota. Muy diferente a la evolución de Pequeños Gigantes que, con estos resultados, ve como su renovación está en el aire. Los talents con niños ya sufren cierto desgaste.

Hace unos días, Mónica Naranjo regresó a Antena 3. Fue a divertirse a El Hormiguero. De nuevo en Atresmedia, brilló y disparó los shares de audiencia hasta el 18,2 por ciento, récord para esta etapa. Estaba en el contexto adecuado: porque una artista deslumbra mejor si también deslumbra la creatividad de los contenidos que envuelven su presencia.

La televisión es así. Es un trabajo de equipo y contextos. Y Mónica Naranjo ha sufrido los contextos, mantiene intacto su carisma y poder mediático, como ha demostrado su paso por El Hormiguero. Pero necesita un nuevo buen contexto, un formato que esté bien articulado para resplandecer. Porque la imaginación del equipo de Tu cara me suena era un contexto idóneo para el triunfo de Naranjo, sacando su lado divertido. Porque las ideas de Pablo Motos en El Hormiguero, también. Sin embargo, Pequeños Gigantes no ha contado con los mimbres para que destacara más allá de un perfil de artista intensa y sin posibilidad de evolución en cada programa. Tampoco se dieron las circunstancias adecuadas en ¡A bailar!. Naranjo necesita un buen formato que sepa exprimir su carisma televisivo. ¿Lo encontrará regresando al área de entretenimiento de Atresmedia? ¿O su próximo golpe de efecto pasará por las rojas sillas giratorias de La Voz?

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@borjateran

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