OPINION

Oscars 2016: sus 8 lecciones televisivas

oscars 2016 decorado
oscars 2016 decorado

Las galas de premios son una carrera de obstáculos para mantener el interés del espectador. En Estados Unidos, en Francia o en España. Nadie se libra. Tampoco los Oscars de esta madrugada. Porque la última y reivindicativa gala, capitaneada por Chris Rock, no pasará a la historia como la más innovadora ni la más efectista, pero sí que ha contado con ocho tácticas televisivas para convertir una ceremonia convencional en un acontecimiento elegante, rítmico y emocionante que no olvida su esencia: ser una oda al cine.

1. El programa arranca con un vídeo que, a modo de cebo, define de qué va la ceremonia de premios. La Academia apuesta por una postal que resume lo mejor del cine de este año, del más comercial y del independiente. Una entusiasta carta de presentación que entra por los ojos del espectador, despertando más interés por la gala e incluso por acudir a las salas a descubrir estas películas. No se pierden en la misma nostalgia de todos los años, como otros...

2. Los números musicales no son estrictamente necesarios en una gala de premios. Hay que evitar perderse en fanfarrias. Lo mejor es atrapar al espectador yendo al grano. El monólogo corrosivo suele ser la mejor fórmula, para presentar a los artistas principales en el patio de butacas, definir el tono y tomar el pulso a la actualidad con dardos que van directos a la complicidad del espectador.

3. Los guionistas y el realizador, coreógrafo visual de la ceremonia, no van por libre. El realizador llega a tiempo al plano de reacción de ese actor que es nombrado en el chiste del monólogo de turno. Porque el equipo está listo y prevenido. Porque está marcado en el guion. Porque la coreografía de imágenes está bien planificada. Porque la mejor improvisación es la que está muy ensayada.

4. Agilizar las dedicatorias de premios es crucial. Este año, para abreviar saludos a familiares y amigos, los Oscars han incorporado una sobreimpresión en pantalla de unos rótulos que rezan los nombres a los que agradecen el premio los ganadores. Ganadores que son cortados con música, sin piedad, para que no se alarguen más de la cuenta. Eso sí, con mayor delicadeza que los Goya. En los Oscars es un entendible aviso sonoro, no un desagradable corte de sonido de cuajo.

5. Nada de escatimar tiempo en las presentaciones de cada nominado. La clave está en crear, en cada una de estas piezas, una mimada sensación especial para, así, atraer la atención de la audiencia. Todas las presentaciones de las categorías están cuidadas al mismo nivel de importancia, de una forma muy divulgativa y visual, lo que produce una experiencia en constante evolución creativa que no cae en presentar de igual forma cada premio. Incluso se ha innovado en ángulos y puntos de vista de cámara menos convencionales, que van en la línea de las nuevas narrativas audiovisuales y que crearán tendencia en este tipo de galas.

6. Sólo importan los premios y los nominados. A los norteamericanos no se les ocurre en los Oscar introducir actuaciones que no tienen que ver con los protagonistas de la noche. Se trata de hacer espectáculo con lo que importa, no con elementos accesorios que sólo ralentizan.

7. Las últimas tecnologías funcionan mejor dentro de la escenografía tradicional. Los Oscars no sucumben al monopolio de grandes pantallas de leds. Al contrario, siguen incorporando los decorados de cartón-piedra de siempre. La elegancia de la iluminación hace el resto, otorgando una textura especial al show. Y esas escenografías van evolucionando a lo largo de la noche. De esta forma, se enriquecen las tediosas presentaciones, tematizando de forma sencilla y sigilosa las categorías de premios con elementos que identifican y enriquecen la ceremonia visualmente. Sin caer en la aburrida repetición.

8. Los grandes protagonistas del programa están en el patio de butacas. Y el show los aprovecha. De principio al final. Un final que, en estos Oscars de 2016, ha contado con una lluvia de confeti dorado cayendo sobre los premiados. Porque el confeti es infalible en el imaginario colectivo de los acontecimientos televisivos, pues produce en el espectador la sensación de apoteósico cierre de fiesta, haciéndonos olvidar que, esta noche, han faltado momentazos y que seguimos echando de menos a Ellen DeGeneres.

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@borjateran

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