Corrían los finales de los años ochenta. Y la transgresión no parecía tener demasiados límites en la televisión pública. Tampoco cuando aparecían los escritores de renombre, que se integraron en en los programas de entretenimiento con una personalidad apabullante, cargada de cierta acidez. No dudaban en demostrar su sentido del espectáculo, para popularizar sus libros. De Camilo José Cela a Francisco Umbral. Este último, en el magacín de Hermida A mi manera (1989-1990), hipnotizó a la mismísima Mariló Montero. Un gag que, por entonces, ya evidenció las capacidades televisivas (e interpretativas) de una novata Mariló. Incluso haciendo de zombi. Si hubiera existido Twitter en aquel momento ya habría sido trending topic...
Montero había llegado para quedarse. Ahora sus labores como presentadora de La Mañana de TVE están en el punto de mira, por sus contantes polémicas, pero fue Jesús Hermida quien nos la descubrió a finales de los ochenta. Porque Mariló es chica Hermida. El legendario periodista le dio la primera gran oportunidad. Así empezaba su carrera junto al maestro de la televisión:
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