OPINION

El reality show mató el amor

su media naranja
su media naranja

La televisión no cree en el amor. O eso se desprende de los programas de buscar pareja que fomentan nuestras cadenas de hoy.

Lejos quedan aquellos Su media naranja en los que se ponía en juego la complicidad entre enamorados que lo sabían (casi) todo de sus parejas. Eso ya no vende. La televisión y la audiencia ha perdido esa ingenuidad pastelosa.

En esto del show business funciona mejor una buena tragicomedia que un flechazo rococó con sabor a algodón de azúcar. La tele ha perdido ese candor de la inocencia.

Y lo último que buscan los programas de encontrar el amor es encontrar el amor. De hecho, ni los propios concursantes aspiran a enamorarse. Su flechazo es más bien con la fama, la celebridad instantánea y los bolos de discoteca.

Mujeres y hombres y viceversa y sus peleas por culpa de infidelidades descubiertas a golpe de pantallazo de guasap, Un príncipe para tres princesas y su surrealismo de castillo de parque temático, Casados a primera vista y sus bodas con desconocidos que acaban en divorcio exprés...

En los últimos tiempos, el reality show ha matado el amor en televisión.  Porque lo llaman programas de buscar pareja pero, en verdad, son trampolines a la fama más fácil, la fama de usar y tirar, esa fama en donde casi todo vale. Incluso falsear la realidad.

@borjateran

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