OPINION

'Pekin Express': egos a la carrera y una gran ganadora

cristina pedroche pekin express
cristina pedroche pekin express

Pekin Express ha vuelto. Tras su paso por Cuatro y su coqueteo con Antena 3, Atresmedia ha aprendido la lección y se ha percatado de que el lugar para este formato está en La Sexta. De hecho, es un tipo de género que viene muy bien al canal verde, para complementar e impulsar su perfil de marca y espectadores.

Y el regreso ha funcionado como un reloj. Un buen estreno con un casting delirante. Porque Pekin Express es más aventura por los egos de sus concursantes que por los retos que deben superar para alcanzar la meta con una cámara en el cogote.

Los amigos aristócratas, los instagramers con muchos seguidores, las gogós (con bien de planos de su ducha en bikini -para subir la temperatura del audímetro-), los frikis y sus bailes, dos ex novios (aquí los responsables del casting se frotaron las manos soñando posibles ataques de celos en la ruta), las amas de casa jerezanas (con sus trajes de sevillanas para seducir a los conductores a la hora del autostop)... En definitiva, una pandilla de aspirantes a celebrities, donde lo que menos parece que importa es la aventura.

Y en esa percepción pone de su parte la inteligente estructura del programa, que dibuja con astucia los caracteres de los participantes. Lo hace casi sin que se note, entre carrera y carrera por las carreteras de La Ruta de los Elefantes. En esta primera noche, el espectador ha calado rápidamente de qué pie cojea más de uno. Como la aristócrata, que ya se definió como amiga de Carmen Martínez Bordiú. La aristocratísima tenía que ser íntima de la nietísima, que eso da caché. O eso cree ella.

En eso consiste Pekin Express, poner el espectador a jugar delante del sofá, a favor o en contra de unos concursantes a los que es fácil amar u odiar. Ahí está el intríngulis obsesivo del formato: intentar despertar un torbellino de empatías en la audiencia en el recorrido de un viaje.

Un viaje con cierto grado aspiracional (¡quiero ir!, dicen) para el público más fiel (también un acierto añadir anotaciones sobreimpresionadas sobre los lugares, así nos culturizamos un poco). Y todo narrado a través de un ritmo trepidante, en imágenes y músicas de fondo, sólo roto por las explicaciones de Cristina Pedroche más suelta y espontánea. Menos encorsetada que en la anterior edición. Más ella.

Atresmedia y Boomerang han aprendido la lección. Pedroche brilla en Pekin Express 2016 porque se ríe, entra al trapo y no se quede atada a un institucional guion como en 2015. Ya no es esclava del texto. Vuelve a ser Pedroche. Y se deja llevar por su personalidad, interactuando con más desparpajo con los concursantes y con los nativos del lugar, con los que saca su lado travieso cuando prueba la comida de Sri Lanka (¿me lo puede poner en un tupper?)

Ahora sí, Cristina Pedroche puede ser la gran ganadora (a nivel televisivo) del show, puede ser su gran salto de estrella viral a presentadora de largo recorrido. Porque es evidente, Pedroche desprende una energía especial en televisión. Transmite. Traspasa. Por eso está en boca de todos.

¿Qué ha falló en la anterior edición de ‘Pekín Express’ de Cristina Pedroche?

@borjateran

Y ADEMÁS…

Las 6 cualidades imperfectas que han construido el éxito de Cristina Pedroche

4 factores a reflexionar ante la indignación por el vestido de Pedroche

4 anomalías de la TV en España que hemos terminado interiorizando como normales

Las 7 canciones infalibles para subir el share de un programa

8 peculiaridades de los decorados televisivos cuando aún no hay pantallas de Led

5 razones por las que no podríamos hacer ‘Juego de Tronos’ en España

Mostrar comentarios