OPINION

Qué esconde Cristina Pedroche para haberse convertido en un fenómeno televisivo (y viral)

cristina pedroche pekin express
cristina pedroche pekin express

Llegó para ser la sustituta de Pilar Rubio. Nueva reportera (guapa) en la oficina. O, mejor dicho, en la redacción de Sé lo que hicisteis. Aterrizaba en La Sexta con la difícil tarea de sustituir a un rostro que se había convertido en toda una revelación mediática. Tomaba el testigo con todas las papeletas para que las odiosas comparaciones hicieran mella en su trabajo. Sin embargo, Cristina Pedroche rápidamente hizo olvidar a Rubio, que ya había sido reconvertida en fichaje estrellado de Telecinco.

Porque Pedroche era más que una chica guapa de manual. Y ahí está el secreto de su éxito que ha descolocado a todos, incluso a los más sabios gurús de la televisión. Cristina Pedroche era una chica normal, de barrio, exactamente de Entrevías en Madrid, que estaba formándose en la Universidad pero, además, que venía de una escuela callejera llamada Vallecas. De la humildad a la prosperidad con un as en la manga y clave de su éxito: más que demostrar su solvencia se instaló en La Sexta con una intuitiva capacidad para aprender.

Ya en el casting derrochó ese instinto a la hora de comunicar y camelar al personal de la productora, Globomedia. No era sólo una chica atractiva, apuntaba olfato y dotes para dar riendas a esa sagacidad en el momento de comunicar. No era la más perfecta, no era la mejor. Pero sí contaba con lo más importante en televisión: personalidad.

Y la personalidad es la mejor telegenia. Y por eso Pedroche no causa indiferencia, no es parte del decorado. Porque entra al trapo, se equivoca, mete la pata, cae simpática o antipática, pero sigue adelante.

Sé lo que hicisteis, Otra Movida, Zapeando, Los Viernes al Show, Pekín Express.... Cinco programas, un puñado de series y dos campanadas después, Pedroche no es la mejor, ni necesita serlo, porque posee tres valores añadidos para mantenerse en la tele como presentadora de largo recorrido: intuición para darte cuenta de lo que funciona (y lo que no), talento para empaparte de los profesionales que te rodean y, sobre todo, habilidad para jugar. Incluso atreviéndote a equivocarte.

@borjateran

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