OPINION

HBO desembarca en España: el problema al que se enfrenta

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La prestigiosa cadena de cable norteamericana, HBO, se ha aliado con Vodafone para lanzar su servicio de streaming en nuestro país.

Tras el impulso de la televisión de pago por Movistar +, ahora Vodafone intenta hacer más atractiva su oferta con el as en la manga de HBO España. Un golpe de efecto para el operador móvil con este acuerdo con la marca de referencia en la producción de prestigiosas series internacionales. Juego de Tronos, que en la actualidad se emite por Movistar+, es su actual mayor estandarte.

Con esta entrada de HBO y tras la llegada de Netflix, la televisión de pago en España vive su momento de mayor expansión. Si bien sigue siendo Movistar+ la plataforma con una oferta más completa, ya que también ha incrementado su cartera de producción propia y mantiene gran parte de los derechos de series, heredados de Canal +.

No obstante, los contenidos 100 por 100 españoles serán claves para fidelizar a un público más amplio, que se siente huérfano de determinados espacios en las cadenas en abierto. De ahí el lanzamiento del canal Cero, con ficciones como Web Therapy de Eva Hache o formatos como Cuando ya no esté de Iñaki Gabilondo.

Pero el alunizaje de HBO supone un nuevo impulso para el sector audiovisual español. Sobre todo para los espectadores, que contarán con una mayor oferta en emisión de calidad.  Aunque el reto sigue siendo complicado para estos nuevos operadores en nuestro país.

La instauración de Netflix o HBO, con su artillería pesada y su conocimiento de los nuevos lenguajes audiovisuales, puede romper parte del mercado preestablecido y animar a un cambio progresivo en los hábitos del consumo. El poder de estas plataformas estará en la competitividad del precio con el que sale al mercado (Netflix cuesta alrededor de 8 Euros), la capacidad de brindar una oferta atractiva y, sobre todo, convertir su marca en una experiencia sin rival, donde el usuario se sienta participe del sello la compañía. Todo esto en un país aparentemente alérgico a las descargas legales.

Y, para encontrar la rentabilidad, el producto debe hacerse atractivo más allá de los seriéfilos acérrimos (que ya los tiene ahora). Ahí está el principal problema que se van encontrar estas compañías norteamericanas. No basta con sus productos para competir por la tarta de la televisión de pago, también deben incorporar, en su hoja de ruta, producción propia hecha en nuestro país y que sea una oferta contundentemente alternativa a las cadenas generalistas, arriesgando en ficciones transgresoras, de autor o más independientes, dirigidas a targets diversos. Captando la atención de públicos más amplios al ofrecer contenido próximo que marque la diferencia. Y haciendo, de paso, más industria. Y eso parece que aún es una ilusión óptica.

Así que aún parece que queda tiempo para que el espectador español entienda por fin que pagar una pequeña cuota por ver series o cine también es participar en su producción y contribuir a que la ficción avance, crezca y sea más plural. Ese espectador convencido y satisfecho que ya no volverá a piratear. Y convencerá a sus familiares y amigos.

@borjateran

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