OPINION

'El diario de Patricia' ha vuelto: debilidades y fortalezas de 'Hazte un selfi' con Uri Sabat

hazte un selfie cuatro
hazte un selfie cuatro

Tras el éxito del programa de citas a ciegas First Dates a las nueve y media de la noche, Cuatro se ha sacado de la manga un nuevo formato propio para crecer en la franja de tarde y, de paso, plantar cara a Zapeando. O, al menos, intentarlo.

El programa se llama Hazte un Selfi y, en realidad, es una versión modernizada de El Diario de Patricia. Con sus testimonios, con su tema del día, con sus sofás en línea, con su decorado colorista (es el plató de Hable con ellas con añadidos), con su presentador delante de una grada de publico feliz...

En definitiva, un show de testimonios de los de toda la vida al que se le ha quitado las lágrimas de dramas personales para añadir el gamberrismo de lo que se cuece en las redes sociales de moda: Instagram, Youtube, Twitter, Facebook, SnapChat, Vine.

Mucho emoticono, mucho vídeo de presentación de los invitados al estilo tróspido (buena idea para dar más ritmo a cada introducción y dibujar con más efectismo a cada personaje) y un presentador experto en el universo viral, Uri Sabat, popular por sus programas en la radiofórmula Los 40 y sus exitosos sketches en las redes. Un rostro reconocible para el público al que quiere conquistar este show vespertino, el jugoso target juvenil.

El problema que se puede encontrar Hazte un selfi está en que intenta congeniar con un espectador adicto a las redes con una estructura de formato noventero. Y los reyes de los gags de las aplicaciones que causan tendencia en el universo viral no siempre suelen funcionar de igual manera en la televisión tradicional y menos aún despertar interés desde un espacio con la fórmula en desuso a nivel internacional de los testimonios en plató a lo Patricia Gaztañaga.

Hazte un selfie ha arrancado flojo. De hecho, el primer testimonio fue de un novio que intentó conquistar a su pareja con un flashmob (¡un flashmob!). Sí, flashmob suena ya a 2009. Y por Cuatro no se pudo ver ni el flashmob entero, pues tuvieron que tapar las caras de los bailarines. Suponemos porque algunos eran menores y al grabar el bailecito no firmaron derechos para ser utilizada su imagen en la tele.

Pero, a pesar de todo, este programa es un buen intento para regenerar las tardes de Cuatro con un producto propio que, después de 'Los Manolos', sirva de identificable pilar diario al canal (como sucedió con Fama, ¡a bailar! o Tonterías las justas) y complemente la oferta con esa gente joven perdida a la hora de la sienta. No lo tendrán fácil, ya que en el mismo horario y con un poco más de duración, está el equipo de Zapeando haciendo de las suyas con unas tramas bastante rodadas para camelarse al espectador. Es más, este lunes, para minimizar el estreno rival los de La Sexta se inventado una tortura con Cristina Pedroche para aguantar la emoción maquiavélica del programa hasta el final....

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@borjateran

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