OPINION

Karlos Arguiñano: la fórmula para un éxito más duradero que 'Los Simpson'

Karlos-Arguiñano
Karlos-Arguiñano

Si Los Simpson llevan en emisión ininterrumpida desde 1989, Karlos Arguiñano triunfa en la tele desde un año antes. Fue en 1988 cuando arrancó sus programas de cocina en la ETB, la autonómica vasca, para en 1991 dar el salto a TVE y alcanzar una imparable popularidad.

Desde entonces, sus recetas han sido un ingrediente básico de las cadenas de televisión en España. De hecho, ha pasado por todas las grandes emisoras: La 1, Telecinco y Antena 3, también triunfando en canales de países como Argentina.

Y, en este 2016, Arguiñano ha decidido hacer un homenaje en su sintonía a la serie animada que dura casi tanto como él en antena, Los Simpson. Lo ha hecho como si fuera el mismísimo Bart. Porque Arguiñano siempre tuvo un poco de la travesura de Bart.

En detalles como este, de realizar una parodia de un producto tan mítico y querido en la carta de presentación de cada programa está la base de la fórmula de la longevidad de Arguiñano en la tele. Cada temporada sabe renovar elementos de su formato para que el espacio crezca y no se quede estancado, sin cambiar su reconocible esencia.

Y siempre comenzando cada emisión con una canción tan desenfadada como tarareable, que incluso se puede cantar durante el resto del transcurso del programa. Porque Arguiñano canta. Y mucho.

Ahí está el mérito del cocinero-presentador vasco: romper con el silencio (incómodo) de su soledad en la cocina con una naturalidad apabullante. Así pocos cambian de canal.

Arguiñano no sólo realiza una receta, directamente acompaña al espectador mientras cocina. El vasco, con su programa, ha recuperado esa vieja esencia de los fogones como acogedor punto de encuentro en los hogares. Él se desnuda a diario con su público, habla como si conociera al televidente, incluso se pringa con con comentarios políticamente incorrectos o de política.

En este sentido, Karlos Arguiñano graba sus programas con muy poco margen de maniobra. Otra clave del éxito adquirida con los años de emisión. Ahora sabe en qué día se va a emitir lo que graba y lo lleva a su terreno, incorporando la actualidad informativa a su programa. Deportes, política, problemas sociales, reivindicaciones… No se le resiste casi ningún tema, pues no es un espacio atemporal enlatado como los de otros cocineros de la competencia.

Además, el programa no olvida salir a la calle, realizando ediciones especiales en exteriores (así ha estrenado esta temporada) o conectando con propia la huerta de Arguiñano. El espectador se cuela en cierta cotidianidad de su cocinero favorito desde mucho antes de la existencia de realities o programas en la cocina de Bertín Osborne.

Aunque el gran acierto de largo recorrido de Arguiñano es que nunca ha sido de esa estirpe de efímeros cocineros televisivos que caen en la trampa de la bella cocina minimalista a la que no puede aspirar cualquiera.

El programa de Arguiñano está pensando para divulgar la cocina para todos los públicos y destrezas. Recetas de cuchara grande, que te permiten saborear, mojar y llevar unos hábitos de vida más saludables. Recetas, en definitiva, que te pueden salir en casa sin electrodomésitos exclusivos y sin la destreza decorativa renacentista del curtido chef. El espectador más novato puede aspirar a la foto final del plato de Arguiñano que se ha convertido en un divulgador de la sana cocina tradicional.

El precedente

Julia Child fue la pionera de ese género de la didáctica receta televisada en Estados Unidos. Tras los buenos resultados de su primer programa The French Chef (1963-1973), Child encadenó 12 shows hasta el año 2000, cuatro años antes de morir. Más de una década después de su fallecimiento, sus recetas aún son referencia para los norteamericanos. En total, 30 años de programas de cocina que convirtieron a esta mujer de diplomático en toda una estrella. Tenía un acento especial. Tenía una postura física genuina. Tenía un estilo inconfundible.

Arguiñano es nuestra Julia Child. Eso sí, más campechano. Más nuestro. La televisión ha crecido al fuego de sus fogones, pero también la audiencia y él mismo. Por eso se ha convertido en un ingrediente sin fecha de caducidad en la televisión española. Aunque, a veces, cueste pillar sus chistes.

@borjateran

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