OPINION

Gran Hermano 17: lo mejor y lo peor de un estreno aburrido y sin humor

mercedes mila despedida gran hermano
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Primer gran acontecimiento del curso televisivo. Gran Hermano ha arrancado su temporada número 17. Lo ha hecho a lo grande, con Mercedes Milá entrando al plató radiante y visiblemente emocionada. Venía para decir adiós al programa y ceder el testigo a Jorge Javier Vázquez, flamante presentador. En estos primeros minutos, el formato ha logrado contagiar por la tele el enternecimiento de un público ovacionando a su querida presentadora y viceversa.

Y todo aderezado con una versión ñoña de la emblemática sintonía de Gran Hermano, para ablandar el subconsciente del audímetro. La noche se presentaba prometedora. También con la aparición del primero de los concursantes. Un modelo subidito con giro dramático incluido: lleva pelo de mentira. Vamos, que es calvo e intenta potenciar su belleza con un pelucón pegado a su cabeza. O eso dice. Segundo momentazo de la noche. Los más fieles del reality entraban en catarsis. Gran Hermano parecía que regresaba en forma.

De hecho, siguió el show y jugaron también otra estratagema infalible en televisión: el momento Isabel Gemio en Sorpresa, sorpresa. Jorge Javier subió la escalinata de la grada para anunciar que alguien del público, que se había presentado al casting y no había sido seleccionado, iba a entrar en la casa. Un barrido de la cámara mostraba los rostros de tensión de personas "rechazadas" de las audiciones. Estaban desquiciados pensando que podían ser ellas. Al final, fueron dos chicas las elegidas para cumplir su sueño de convivir en la casa de Guadalix.

Pero, tras estos golpes de efecto, la gala de estreno de Gran Hermano decayó. A pesar de los intentos del programa para dotar a la presentación de los concursantes de diferentes encerronas para atrapar el interés del espectador. Así se incentivó la idea de "edición de mentiras". Aunque esa misma particularidad ya la habíamos vivido en una gala de estas características. Todo parecía ya visto y con más pasión. Y lo que es peor: las situaciones de equivoco no han conseguido producir instantes cómicos, realmente hilarantes, como han sido habituales en otras ediciones. La primera gala de Gran Hermano 17, por tanto, ha estado falta de ese humor vibrante.

A medida que ha avanzado el prime time, el programa se ha torcido aburrido, sobre todo porque el desfile de concursantes no ha evidenciado gran diversidad. Al contrario, los candidatos escogidos parecen demasiado idénticos. Como si se hubiera consumado el casting en la entrada del plató de Mujeres y hombres y viceversa. El perfil de aspirante a tronista que busca la fama del éxito en bolos de discotecas. Todos repeinados. Todos intercambiables. O eso da la sensación visto el estreno.

Las primeras galas de Gran Hermano siempre son complejas, ya que el formato necesita dibujar con efectismo los perfiles de cada uno de sus personajes para, así, enganchar antes de que surjan los conflictos del culebrón de los que vive el realmente programa. Pero, en este estreno de GH, han faltado risas y han sobrado concursantes resabiados de tele-realidad.

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@borjateran

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