OPINION

La mejor entrevista a Michael Jackson: así logró Oprah Winfrey un documento para la historia

oprah michael jackson
oprah michael jackson

"La nariz te la has operado, está claro" dijo Oprah Winfrey a Michael Jackson en el propio salón de su casa. En un tiempo en el que aún no sabíamos lo que era un docureality, Oprah trasladó las cámaras de su show de testimonios al rancho de Neverland, el megalómano sueño del Rey del Pop.

Era el 10 de febrero de 1993 y allí llegó la dama de la televisión norteamericana dispuesta a inmortalizar la mejor entrevista nunca hecha a Michael Jackson. Lo consiguió. Jamás hubo otra igual. No se volvió a repetir un encuentro televisivo de este calado con Jackson.

Un programa perfecto para analizar las artes catódicas de Oprah Winfrey, pues con Jackson sacó su hábil carácter que convirtió a la presentadora en la mejor pagada de la historia. Esa especial habilidad para realizar una transparente radiografía de sus entrevistados a través de sus preguntas.

Preguntas que surgen de una doble psicología: al mismo tiempo que se gana la complicidad del entrevistado, se lleva de calle el cariño de la audiencia. Porque Oprah va incorporando a la charla identificables experiencias personales que, además de hacer más empática y adictiva la emisión entre su público, sirven para introducir más dulcemente las preguntas más duras.

"Me da corte preguntártelo, pero lo voy a hacer de todas formas, ¿Eres virgen?", Oprah soltó este íntimo dardo a un patidifuso Jackson que no respondió, claro, sólo dijo "¿Cómo me puedes preguntar eso?, soy un caballero". Caballero, andante, como Don Quijote, tal vez.

No contestó, pero el poder televisivo de Oprah está en que normalmente sus programas ni siquiera necesitan respuestas a sus preguntas. Tampoco en la cita con Michael Jackson, donde el tono que va marcando la presentadora a la conversación y el contexto donde se realiza la entrevista, junto con la expresividad del entrevistado, sirven para pintar un dibujo perfecto de la personalidad del Rey del Pop: no era feliz, probablemente nunca fue feliz.

Un retrato que Oprah estructura en poco más de 55 minutos, como si de una entrevista en su plató de televisión se tratara. Con una introducción frente a la mansión, para contextualizar a la audiencia en el icónico lugar, que da paso a una primera parte de la charla desde el salón principal de la residencia. Allí aparece Jackson bajanado una escalinata, como si estuviera en el decorado del estudio de la presentadora. Pero no, es su casa.

Tampoco falta las aparición estelar de la amiga, Elizabeth Taylor. La segunda parte, para enriquecer más el encuentro y enseñar más al espectador, se complementa desde el gran cine construido en el rancho. De nuevo, se contextualiza el lugar: se muestra a Jackson conduciendo su carricoche. A un lado, el gran parque de atracciones que levantó en su propio jardín. En el otro extremo, el cine frente a una plazoleta con una fuente de chorros juguetones.

Oprah guía a Jackson hasta el interior de la sala de cine, en el camino va describiendo al espectador lo que ve como si nada, pero con una destreza infalible a la hora de explicar el excéntrico universo del artista. El mostrador del hall lleno de golosinas para los niños (que dice Oprah que se comió durante la preparación del programa -de nuevo, experiencia personal empática), la reproducción de ET o que la sala cuenta con ventanas que escondían camas con cojines de corazones. Jackson, entonces, explica que cada 3 semanas acudían pequeños con cáncer de diferentes asociaciones. Los más enfermos podían ver la película, como el resto, gracias a esas camas.

Una entrevista compleja que Oprah logra abarcar a través de una escaleta muy definida, que no se deja nada en el tintero (fue meses antes de la primera acusación de abusos a menores). Todo entrelazado con vídeos que muestran la evolución de Jackson, de la infancia hasta sus grandes éxitos, enfatizando la emoción en el propio espectador y también evidenciando sus cambios físicos.

"He estado en la casa preparando la entrevista, me he paseado por toda la casa, incluso he subido arriba cuando no estabas mirando, buscando esa cámara de oxígeno (donde se decía que Jackson dormía para no envejecer), y no la he encontrado", remató Oprah con una campechanía que ni Bertín Osborne. Y es que este especial fue perfecto para zanjar rumores y, de paso, sembrar otros. De hecho, fue en este programa donde Jackson explicó el motivo del cambio de color de piel. Se trataba de una enfermedad.

Una emisión en falso directo que como colofón mostró a Jackson y Oprah caminando hacia el famoso parque de atracciones del cantante. Una vez más, el programa dibujaba al personaje: el final del show fue Jackson y Oprah caminando hacia un parque de atracciones con todas sus atracciones vacías pero encendidas, sin nadie montando en ellas pero moviéndose frenéticamente e iluminadas con vibrantes luces de colores.  Normal que, para esta estampa, el programa eligiera como sintonía Thriller. Ningún otro tema resumía mejor la percepción que despertaba aquel momento, aquel desconcertante lugar que fue transparente plató de una entrevista para la historia.

Y ADEMÁS…

Y ADEMÁS…

Ellen DeGeneres: así triunfa en Twitter (tú también puedes hacerlo)

> El mejor gag de la historia del late night (VÍDEO)

> La actuación que no permitirían los temerosos directivos de la TV en España

Lo que debe aprender TVE de su propia historia

11 cosas que aprendimos con ‘Friends’

> 5 razones por las que no podríamos hacer ‘Juego de Tronos’ en España

Mostrar comentarios