OPINION

Lo que no se ha visto por la tele de la gala de los 60 años de TVE

gala tve
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Lunes 12 de diciembre, el Madrid Arena cobija el gran decorado para la grabación de la gala de los 60 años de TVE. Una puesta en escena tan espectacular que hace olvidar que el edificio es un estadio multiusos. Al contrario, parece un plató de la época dorada de la televisión.

Todo está listo para arrancar la gala, mientras los famosos posan en el photocall, sobre el escenario se dan las últimas puntadas a los ensayos. Los artistas cantan sus canciones y la presentadora, Raffaella Carrá, los observa. Porque Carrá no sólo se preocupa por su guion, también disfruta con los números de los demás participantes en el programa.

De hecho, Raffaella, desde una esquina del decorado, vive las canciones. Se viene arriba, las disfruta e incluso las baila desde la discreción de un segundo plano. Probablemente ese es uno de los secretos de su éxito: disfruta de su trabajo, incluso hasta cuando esta nerviosa porque queda poco para que arranque el show. Ella misma se lo dice al realizador, le señala que cuando empiece a presentar prefiere moverse de un lado a otro del set para notar la cercanía del público e irse relajando tras el vértigo inicial de dar el pistoletazo de salida a una gala de estas características.

Y empezó la gala. Y efectivamente Raffaella se movió de un lado al otro del escenario con su habitual instinto del espectáculo. La grabación empezó como si de un directo se tratara. En algunas de las presentaciones, Carrá se trabó. Daba igual, ella seguía para delante, acostumbrada a programas en directo, en ningún momento pidió parar la gala.

No sucedió lo mismo con Marta Sánchez y Mónica Naranjo, que en sus actuaciones con la Orquesta Sinfónica con el coro de RTVE pidieron repetir. Marta tres veces, Mónica en dos ocasiones. El papel de las dos curtidas cantantes venía con una dificultad añadida, cantar bajo la orquesta sintónica de RTVE y delante de ese auditorio de personalidades (y directivos de la cadena pública) impone. Y, al ser la producción, grabada intentaron apurar hasta la máxima perfección.

Fueron los dos momentos que la grabación se paró. Naranjo dijo "el problema no soy yo, es la orquesta". Y salió del escenario, como buena diva a intentar solucionar el problema. Tenía razón, no le estaba entrando bien el sonido de la orquesta por el auricular. Cosas del (falso) directo. Mientras tanto, la orquesta y coro de RTVE, para que el público presente no se aburriera, improvisó a petición de animador del público, Mateo Vergara, un cumpleaños feliz. Fue un momento colosal. Pero no se verá por la tele. Porque no estaba previsto.

Como tampoco estaba previsto que Raffaella se quedara en más de una ocasión en una esquina del escenario viendo los vídeos y las actuaciones. Se quedaba riéndose, recordando sus llamadas telefónicas en Hola Raffaella, por ejemplo, o desternillándose con La Terremoto de Alcorcón, que, por cierto, dicen las malas lenguas que nada más acabar el número se quedó al lado del escenario por si pasaba algo a Raffaella continuar ella misma con la gala. Así son las vedettes en activo.

Una gala musical que se vivió mucho desde el patio de butacas. Miriam-Diaz Aroca y Joaquín Arozamena no paraban de bailar todas las canciones. Su carisma en la tele, también se contagiaba en la grada. Una grada que se levantó con el Te quiero más de Fórmula Abierta y, por supuesto, con la emoción de ver a Raffaella cantar. El público coreó su nombre con entusiasmo. Y hasta pidió otra.

Eso sí, las primeras filas de público sufrieron un poco el experimento de la lámina de agua, que acompañó al escenario. El vaivén de los bailarines salpicó a más de uno. Y eso que en los ensayos se decidió retirar número de bailarines en el agua para no mojar a nadie o algún directivo de la cadena quedaría empapado. De cuatro bailarines se dejó en sólo dos en la coreografía de Fórmula Abierta.

Y llegó el final del sarao. Y antes de tirar el confeti, en un parón de grabación para colocar la tarta final, Irma Soriano cogió el micro en el escenario y brindó por las mañanas de Jesús Hermida. Ahí quedó su emocionado recuerdo. Y ahí llegó Raffaella Carrá con su dorado vestido de fin de fiesta, saludando a Inés Ballester y a los actores de Acacias, especialmente a Anita del Rey. Porque ella es fan de la serie, porque ella ve mucho la televisión en España a través del canal internacional.

La gala estaba tocando a su fin. Sólo la gala, porque después una larga cola esperaba a Carrá a la puerta de su camerino. Todos querían saludar a la gran dama de la televisión. Hasta Santiago Segura se hizo un selfie con ella. Es más, Raffaella salió del Madrid Arena enfundada en una especie de bufanda gigante para disimular y pasar desapercibida entre la marabunta de fans. No lo consiguió, claro.

@borjateran

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