OPINION

Buenafuente se reencuentra con sus personajes más carismáticos (y con otro elemento más importante)

buenafuente el reencuentro
buenafuente el reencuentro

El reencuentro de Operación Triunfo, el reencuentro de Un paso adelante y, ahora, también el reencuentro de los personajes históricos de los shows de Buenafuente: el Chikilicuatre, el Neng, Palomino y la niña de Sherk han vuelto a estar juntos en un plató y, de paso, han vuelto a desquiciar al propio Buenafuente con sus descontroladas personalidades. Lo han hecho en una edición especial del programa Late Motiv de Cero, que se ha trasladado al corazón del Paral·lel barcelonés para celebrar la Navidad.

Un regreso a casa, como el turrón, sí, que ha logrado contagiar en el espectador la percepción de reunión de amigos, amigos de verdad. No sólo por la presencia de Palomino y compañía, también porque Buenafuente ha sido sorprendido con la aparición sorpresa de Ferran Adrià -con unas croquetas bien calentitas-, Samanta Villar, Isabel Coixet o Estopa. Los amigos de Barcelona interrumpían el monólogo inicial para abrazar el retorno de Buenafuente al lugar donde empezó todo.

Y, como colofón de show, Joan Manuel Serrat llenó el escenario del teatro que acogía la grabación, el Teatre Barts, con su música y sus reflexiones. Un teatro muy cercano al barrio donde creció."El progreso es construir parkings encima de nuestra infancia", dijo el maestro. Porque Serrat es un maestro.

Y, como buen maestro, Serrat ha sido la guinda perfecta a una noche en la que Buenafuente ha emocionado con tanto reencuentro en la era del filón de los reencuentros. Que si reencuentro con su parada de los monstruos del humor, que si reencuentro con amigos, que si reencuentro con Serrat.

Pero, tal vez sin darse cuenta, Buenafuente también está, poco a poco, produciendo otro sigiloso reencuentro, el más importante reencuentro: el reencuentro del espectador con la mejor versión de Buenafuente. Porque Late Motiv, con capítulos tan redondos como el de anoche y quizá con ayuda de no contar con la presión por el share de los directivos de las cadenas privadas, supone la resurrección de la televisión más disfrutona, pues cuenta con una realización acogedora, un guion con las ideas claras y unos actores protagonistas que saben jugarlo, escuchando a sus invitados y gozando con la improvisación que hace más grande lo ensayado. El espectador no sólo se ríe, también se siente que crece mientras ve el programa.

Aunque, sobre todo, Late Motiv está siendo el reencuentro con la televisión con chicha, con contenido. La televisión que no se queda en la superficie, que se atreve a trastear con las ideas y, además, logra lucir esas ideas con el ímpetu que merecen. Late Motiv es un oasis en la mediocridad de la televisión de hoy, una oportunidad para redescubrir el significado olvidado de la comedia catódica en España, esa sanadora comedia que retrata a un país y que, al mismo tiempo, lo hace mejor. Con sus filias, fobias y aquellas pequeñas cosas...

@borjateran

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