OPINION

El veto de Ellen DeGeneres a Kim Burrell

ellen degeneres
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El 2017 tenía pinta de resultar un año triunfante para la artista gospel Kim Burrell, muy conocida y respetada en su género. De hecho, su canción I see a victory, que interpreta junto a Pharrell, es candidata a la nominación al Oscar por la película Figuras ocultas. Sin embargo, estas posibilidades parecen haberse volatilizado tras las agresivas declaraciones que hizo Burrell hace apenas unos días contra el colectivo homosexual. Intolerantes e incluso violentas. Todo ha sucedido en uno de sus sermones en la Love & Liberty Felowship Church, congregación de la que ella es pastor y fundadora.

El vídeo con los improperios homófobos se ha transformado rápidamente en viral. Y resulta que justo hoy día 5, la cantante tenía marcado en su agenda una visita al programa de Ellen DeGeneres para cantar I see a victory con Pharrell Williams y continuar con la promoción de la canción y de la película.

Lógicamente, se creó expectación con la decisión que tomaría Ellen, luchadora constante por la igualdad y la tolerancia, con respecto a la presencia de Burrell en su show. ¿Permitiría a la cantante acudir a su plató? ¿Condenaría sus declaraciones?

DeGeneres ha sido firme en Twitter: "Para aquellos que preguntáis, Kim Burrell no aparecerá en mi programa". Y punto. Esta decisión ha sido masivamente aplaudida en las redes sociales, aunque algunos espectadores esperaban, con cierto morbo, que Ellen respondiera a la cara a los improperios de la cantante con su habitual inteligencia y en su propio plató. Pero no, el gesto de la presentadora ha sido más contundente: Kim Burrell no tiene cabida en su show.

Y ahí, en el trasfondo de este gesto de Ellen, se vislumbra la fórmula con la que DeGeneres ha revolucionado los magazines de entretenimiento vespertino en Estados Unidos. Tras años en los que arrasaron los sensibleros programas de testimonios, con Oprah Winfrey a la cabeza, la llegada de DeGeneres marcó una nueva era: la del entretenimiento comprometido con la sociedad. Comprometido de verdad, ya que no necesita el morbo. Sólo la complicidad del espectador.

Ellen DeGeneres abraza esa empatía con un programa en positivo, en el que hay tiempo para lo banal y lo trascendente, pero siempre amasado desde una óptica constructiva. Ellen se moja constantemente en temas como la homofobia, el feminismo o el bullying escolar. Siempre desde la sensatez y la naturalidad. Pero Ellen no entra al juego fácil. Y habría sido fácil un "cara a cara" con Burrell y lograr un momentazo viral que traspasara fronteras a través de las redes sociales. No es el tono de The Ellen DeGeneres Show. Y las salvajes proclamas de Burrell solo merecían una respuesta tan árida como ese tuit negándole cualquier posibilidad de formar parte de un programa que profesa todo lo contrario.

@borjateran

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