OPINION

La trampa para las cadenas del trasnochado horario del prime time español

pulsaciones series
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El comportamiento de la audiencia televisiva está cambiando de forma irreversible. La tendencia creciente del consumo "a la carta", bajo demanda, es imparable, ya no sólo entre los nativos digitales, también entre los espectadores de mediana edad.

Existe menos paciencia a la hora de aguantar las decisiones del programador de turno. Hay un tipo de espectador que ya sólo busca su series favoritas en plataformas bajo demanda. Corre a la experiencia de Movistar, Netflix, HBO o Amazon.

No obstante, sigue siendo importante la televisión como un acontecimiento que reúne al espectador frente al televisor: la experiencia colectiva del acontecimiento de disfrutar una ficción todos juntos, el mismo día y a la misma hora. Esa sensación de evento único, que sabían crear tan bien los canales, y que generaba cierta ilusión en el público, que desea concluir su jornada con la esperanza de que aún queda su dosis de producción favorita en la tele.

Sin embargo, en los últimos tiempos, las cadenas españolas están cayendo en su propia trampa. Para priorizar unas décimas de cuota de pantalla y rellenar todo el horario de audiencia con el mismo contenido, estiran los capítulos de sus series hasta horarios tardíos. Así suben la audiencia (ya que la serie compite en franjas de menor competencia) y, de paso, ganan una pausa publicitaria extra, que se vende a precio de prime time cuando, en realidad, es late night.

Las cadenas han trastocado los horarios sensatos del prime time como estrategia para que los datos de audiencia parezcan mayores. Pero esta decisión es cortoplacista, pues está invitando a los espectadores a consumir las ficciones "a la carta" y deshabituarse a la televisión lineal tradicional, que se asocia al incordio de la odisea de aguantar despierto hasta el final del episodio.  Una misión casi imposible, ya que la mayoría del público tiene que madrugar al día siguiente.

Lo que propicia que las series de las cadenas generalistas pierdan capacidad de enganchar a público. No siempre es por culpa de las tramas, es la traición de un horario insoportable para una audiencia con vida familiar y laboral, que tiene que descansar. Al final, como consecuencia, el espectador medio huye a las plataformas de pago. A la larga, preferirá mantita y Netflix: sabe que ahí lo tiene todo cuando quiere y con una calidad de visionado sin interferencias.

Las televisiones tradicionales lineales no desaparecerán, porque seguirán acompañando a la audiencia con sus emisiones en vivo y en directo, pero en la producción en ficción para prime time deben dejar de primar un cálculo matemático de la cuota de pantalla para empezar a cuidar al jugoso espectador de ficción. O lo irán perdiendo paulatinamente.

@borjateran

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