OPINION

Eurovisión: la causa de su pérdida de audiencia en España

Manel-Navarro2_Eurovision2017
Manel-Navarro2_Eurovision2017

La marca Eurovisión vive uno de sus mejores momentos. El eurofestival crece en audiencia. Lo hace en todos los países, menos en España. De hecho, en la última edición, TVE fue una de las pocas cadenas en las que el famoso festival de la canción mermó espectadores.

No es que la audiencia española ya no conecte con el Eurofestival, que sigue siendo la emisión no deportiva más vistas del año, el problema está en el que el espectador ha perdido identificación con el artista que representa al país.

La causa de este particular fenómeno se debe a que las galas de selección del artista español se realizan como un mero (y caótico) trámite que, lejos de conseguir un gran e integrador espectáculo televisivo, logran cierta desconfianza en el público. El elegido no termina de representar a la audiencia y, como causa-efecto, no siempre logra la empatía del espectador.

Ese desbarajuste televisivo propicia que la audiencia masiva no siga la carrera española previa a la gran final de Eurovisión. Y, en consecuencia, el público observa al representante con cierta indiferencia. El espectador no se siente partícipe del festival y no siente emoción por la candidatura de TVE. Como sucedió antaño con Rosa de España, cuando paralizó el país.

El caso de Operación Triunfo, del que este 2017 se cumplen 15 años, fue extremo. OT era un fenómeno de masas que no se ha vuelto a repetir y al frente de este tipo de espacios en Televisión Española estaba la experiencia y visión de Pilar Tabares. Ahora la situación es diferente y, en España, existe un cierto prejuicio que ha catalogado a Eurovisión como un espectáculo hortera. Pero es sólo eso, un prejuicio. Pues el eurofestival es el único show europeo de importancia global. En popularidad, pero sobre todo en puesta en escena a nivel de los Grammy o MTV. Influyendo y creando tendencia en las cadenas más importantes del mundo. No sólo en formatos de entretenimiento, también en todo tipo de géneros. Y las corrientes escenográficas de la televisión de hoy no pueden considerarse horteras.

Pero, en España, la mala organización de las galas previas de Eurovisión hacen que cantantes de primera línea se alejen del festival, no quieren que se asocie su nombre al programa. Y ese es el problema de fondo que debe cambiar RTVE: recuperar su credibilidad en los prolegómenos eurovisivos para hacer a la gente partícipe de la cadena a través de una marca tan poderosa como Eurovisión.

Es más, TVE debe aprender de Eurovisión. La fuerza del eurofestival está en que ha sabido crecer con el paso de los años, adaptándose e incluso adelantándose a su tiempo. En ritmo televisivo, en la realización audiovisual y en la experimentación con las nuevas narrativas audiovisuales. De hecho, Eurovisión ha sido pionero en aprovechar las diferentes plataformas interactivas desde las redes sociales para amplificar el interés del show y hacer al programa más participativo. Sus responsables internacionales saben que cuenta con un extraordinario fenómeno fan detrás y lo aprovechan, dejando grabar a los eurofans cada ensayo, haciéndoles sentir arte y parte de su Eurovisión. Esa es la asignatura pendiente en España: que el espectador se sienta arte y parte. Que todos sintamos la emoción de que jugamos para ganar Eurovisión. O, en su defecto, que todos sintamos que jugamos para sorprender a Europa.

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@borjateran

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