OPINION

De Javier Cárdenas a José Luis Moreno: el problema de fondo de RTVE

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El final de la publicidad en Televisión Española podía haber sido una oportunidad para apostar por una cadena que invirtiera en contenidos complementarios a las emisoras privadas.

Sin embargo, la RTVE sin anunciantes ha seguido funcionando como una televisión comercial en toda regla que, además, tiene que invertir en programas minoritarios de servicio público.

No financiarse a través de la publicidad no es necesariamente sinónimo de televisión minoritaria. Al contrario, es una oportunidad para llegar a más gente con una alternativa de contenidos.

El viejo ente debería aprovechar esta circunstancia para apostar de forma más contundente por una programación que arriesgue sin estar obsesionada con las audiencias, explorando las facilidades de las nuevas tecnologías y, sobre todo, buscando talento sin intermediarios. Porque las ideas no son tan caras.

En cambio, la parrilla de Televisión Española se está construyendo por fórmulas que recuerdan a otros tiempos y que no parecen casar con la esencia del significado de televisión pública de la que la sociedad se siente orgulloso. Las nuevas apuestas de temporada como el espacio Hora Punta de Javier Cárdenas (que sirve de ajuste de programación para retrasar el prime time y así subir su cuota de pantalla haciendo trasnochar más al público), musicales noventeros como El gran reto musical, ficciones-sainetes de calidad dudosa como Reinas de José Luis Moreno o la teleserie aún por estrenar iFamily remiten en trasfondo y concepto a una imagen de cadena desfasada, que no aporta contenido realmente complementario que impulse la oferta audiovisual.

Y ahí, en ofrecer cierto contenido complementario e innovador de manera atractiva, está el porvenir de RTVE. Entonces, ¿no hay otro tipo de formatos en el mercado más interesantes que entronquen más con la esencia de cadena pública? Existen, pero parece que los ejecutivos de RTVE no se atreven a invertir en ellos y prefieren, salvo breves excepciones, dar luz verde a programas que repiten viejas fórmulas para atraer a la audiencia y, además, los realizan sin una estrategia de marca de cadena que defina la imagen de la emisora con una coherencia de conjunto. La parrilla parece un caótico cajón de sastre, con poco rostro identificable.

Como consecuencia de este escenario y también de la propia inercia, la programación de RTVE sigue estructurándose como si se estuviera peleando por las audiencias de antaño. Cuando ni el espectador de hoy ni las audiencias de hoy son como las de antaño. Menos aún en RTVE que ya no vende espacios publicitarios.

Radio Televisión Española debe medir su éxito o fracaso por otras variables más valiosas: como su aceptación social y el aporte de sus contenidos a la sociedad. Series como El Ministerio del Tiempo demuestran que cuando RTVE cumple su función, la sociedad está orgullosa en la inversión que supone una cadena pública. Ahí está la línea a seguir. Esa es la puerta al futuro que debe abrir RTVE.

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@borjateran

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