OPINION

El Hombre de Negro: lo que ha significado para El Hormiguero

el hombre de negro
el hombre de negro

Se marcha. Necesita un descanso, cambiar el ritmo, mermar el estrés. Tras 11 años en El Hormiguero, El Hombre de Negro ha abandonado el show de Antena 3 y Pablo Motos se ha quedado sin uno de sus personajes más característicos. Y ese justamente era el secreto de su éxito. Nunca fue un colaborador al uso, siempre fue un personaje.

Duro, misterioso, chulesco e incluso oscuro, Pablo Ibáñez ha interpretado a un buen antagonista para El Hormiguero. Porque en los programas de entretenimiento también son importantes los antagonistas, como en los dibujos animados o las series.

Un elemento clave en los programas de entretenimiento que, sin embargo, se ha ido olvidando en la televisión de hoy, confiando en colaboradores planos y sin una dramatización definida llevada a cierto extremo. Cuando sigue siendo de vital importancia enriquecer los programas con perfiles de personajes que formen el equilibro perfecto para crear tramas de guion.

Ya lo hacía Chicho Ibáñez Serrador en el Un, dos, tres... El programa bebía de elementos del cine clásico. No sólo en la subasta. También en la premisa del show con malos de manual 'Las Tacañonas', con la sensatez  de 'el maestro de ceremonias' y con la parte positiva e ingenua de 'las azafatas'. Así se favorecía narrativamente una historia más completa y carismática.

Un efecto parecido sucede en El Hormiguero. Trancas y Barrancas complementan a Motos con sus corrosiones, dinamizando el show. Lo mismo que ha pasado, hasta ahora, con El Hombre de Negro. Su 'mala sombra' ha hecho gracia a los niños y ha dado juego a las hormigas, que aprovechan para soltar sus rimbombantes frases. "El Hombre de Negro fue a la guerra de Vietnam, de Vacaciones". Frases, ya míticas, que han definido aún más la personalidad de este oscuro personaje y lo han logrado a golpe de carcajada del espectador.

Esa es la lección que nos recuerda el paso de El Hombre de Negro por El Hormiguero. Como en la ficción, los programas de entretenimiento también deben definir su arco de personajes, apostando por sus complementarias personalidades propias. Así siempre son los formatos que se quedan en la memoria colectiva. Por su carácter, por mirada propia y, lo más importante, porque cuentan con un contexto creativo y un elenco de personajes que impulsan las posibilidades para que surjan tramas televisivas perfectas.

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@borjateran

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