OPINION

De Dulceida a Lovely Pepa: el motivo por el que los influencers no triunfan en televisión

Es una nueva profesión que no parece profesión. Son los denominados influencers, que viven de acudir a eventos y realizar impresionantes posados en sus perfiles sociales. Autodidactas, han sabido aprovechar las bondades de las redes sociales para darse a conocer, mostrar al mundo sus pasiones y, de paso, fidelizar a un público que nunca les falla. Un cóctel perfecto para las marcas publicitarias que saben que una recomendación de un influencer es más infalible que cualquier spot tradicional en televisión.

Los seguidores de los influencers se creen a pies juntillas cada recomendación y terminan adquiriendo la crema o la prenda de ropa, pues quieren ser como la estrella de la red social.

Porque el éxito de los influencers tienen mucho de placer aspiracional. No obstante, son gente de la calle que terminan triunfando gracias a Internet, donde pueden cobrar hasta más de 3.000 euros por una foto con publicidad latente si tienen un buen engagement. Es decir, un público activo que siempre está ahí dando al like e interactuando con la celebritie de la red.

Un nuevo escenario que ha surgido de esa interactividad sin intermediarios que propician las redes, en las que parece que hablas directamente con la persona a la que tanto admiras. Una persona a la que incluso te gustaría parecerte, ya que retrata una vida tremendamente feliz. De fiestas, viajes y lujo.

Dulceida, Yellow Mellow, Alex Puértolas o Lovely Pepa son exponentes de las tendencias influencers. Su lenguaje va unido estrechamente a Internet. Sin embargo, la televisión aún no sabe cómo integrar esta nueva profesión, que mueve masas, en los engranajes de la pequeña pantalla.

De hecho, cuando se prueban influencers en televisión no suelen funcionar tan bien. No son tan perfectos, no comunican con tanta fluidez. Porque la cámara de televisión es una máquina de rayos X que retrata la verdad del protagonista.

En la televisión el lenguaje es muy diferente al de las redes. Para empezar, hay multicámara y, en un plató, no se pueden editar los vídeos con bruscos cortes de montaje que sólo dejan visible aquella parte que ha quedado "bien" del discurso del influencer. Tampoco se puede retocar la imagen para que el posado de turno quede perfecto.  En la televisión, en directo o falso directo, no hay filtros de Instagram. Simplemente está tu verdad y nada más que tu verdad, pero la felicidad que se irradia en las redes es más de cartón piedra de lo que parece y no siempre aguanta el primer plano de una cámara de prime time. Porque, hoy por hoy, la televisión es el medio más incompatible con el postureo.

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