OPINION

La táctica televisiva de La Sexta en la noche electoral francesa

final de una boda
final de una boda

La Sexta ha retransmitido la noche electoral francesa a través de una edición especial de El Objetivo. Un canal comercial privado realizando una emisión de larga duración de unas elecciones trascendentales pero que, sin embargo, no aseguran grandes cuotas de interés de las audiencias españolas.

No obstante, La Sexta tiene clara su línea de cadena generalista comprometida con la actualidad política y que, por tanto, no puede fallar a unos espectadores que siguen su noche de los domingos como referencia informativa con el binomio Salvados-El Objetivo. Y en la primera vuelta de este escrutinio francés, El Objetivo de Ana Pastor ha sabido explicar el calado de esta elección y extrapolarlo a la realidad española. El futuro de la Unión Europea está en juego y es tiempo de analizar el ascenso de los denominados populismos, palabra tan explotada por unos y otros.

De nuevo, La Sexta ha sacado sus armas. Lo ha hecho con un grafismo renovado de El Objetivo, que incorpora a los rótulos en pantalla más movilidad con una animación con los colores de la bandera de Francia. Así el ojo del espectador no se aburre y asimila que está viendo una emisión-acontecimiento que se sale de la rutina habitual.

Como si fuera un tablero deportivo, como ya acostumbran todas las noches electorales, La Sexta prioriza un contador que va mostrando, prácticamente en tiempo real, el escrutinio de los votos. El televidente se queda atrapado en este marcador que informa de la evolución de las dos fuerzas más votadas, que ya pasan a la segunda vuelta. Y la televisión lo muestra como si fuera un reality, incorporando con inteligencia las narrativas del espectáculo televisivo a la información pura y dura del periodismo de datos y el análisis de la mesa del debate con las distintas fuerzas políticas.

Pero, además, de nuevo, La Sexta acierta en llevar de enviado especial a París a su primer espada, García Ferreras desde la sede del partido de la controvertida Le Pen. El canal podría mandar a cualquier periodista de la base de la plantilla pero, de esta forma, se contagia al espectador de la relevancia del acontecimiento informativo y se evidencia que si algo sucede ahí está La Sexta en primera persona, con sus profesionales más relevantes impregnando todo de su mirada propia y forma de entender el periodismo. Porque la televisión es mirada propia. Y la dirección del canal traslada esa reconocible personalidad del canal verde a la información en directo, incluso de una noche electoral francesa que marcará la agenda política española más de lo que las grandes audiencias catódicas creen.

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@borjateran

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