OPINION

La clave del éxito en las redes sociales que aún no aprovechan las grandes compañías españolas de TV

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Todos tenemos una vida en Internet. Una vida propia, con nuestra personalidad marcada. En las redes nos reímos, nos enfadamos e incluso surgen flechazos. Cada perfil, cuenta con un carácter propio, que define el temperamento de la persona en cuestión. Su mirada propia, su talento.

También debería suceder esta circunstancia en los perfiles empresariales. En cualquier tipo de compañía y en la propia televisión. Cada cadena, programa o serie, debería definir su personalidad propia a fondo. Porque las redes sociales son un lugar para no temer la personalidad. Al contrario, eso produce una mayor identificación con tu marca y genera que se hable de tu producto.

En cambio, las cadenas de televisión, como gran parte de las grandes empresas de otros ámbitos, han confundido las redes como ventanas para el 'spam', en las que solamente se replica contenido de sus webs. Son un altavoz publicitario y, en el caso de los canales, una vía para impulsar el tráfico de sus portales Esta estrategia es correcta y lógica, pero sería bastante más eficaz si las cadenas definieran una reconocible tono de personalidad real, diferenciada para el target e idiosincrasia de cada uno de sus canales, programas o series.

Porque todos tenemos una vida en Internet en la que nos reímos, nos enfadamos. Una vida en la que, en definitiva, sentimos. Y las empresas también deberían tomar ese camino de jugar con estas herramientas virales con la intuición que merecen.

Al final, nadie acude a un lugar sólo para que le promocionen con autobombo contenidos o le digan donde tiene que "pinchar". Tampoco en las redes sociales. Hay que complementar el autobombo con otras acciones más espontáneas y menos automáticas.

Los usuarios crean el hábito de seguir fervientemente una red si en esa red se sienten escuchados. Quieren sentirse entendidos y hasta ser rebatidos o entender los motivos por los que se producen situaciones o errores. Nos gusta que nos debatan, que nos expliquen, que nos compartan preocupaciones y, por supuesto, que hasta nos bromen. De hecho, los usurios valoran que los perfiles empresariales utilicen el humor como saludable herramienta incluso para reírse de sí mismos. Eso son las redes sociales. Y más aún si se tiene entre manos contenidos creativos como los que cobijan los canales de televisión, donde se puede crear contenido propio y propiciar unos usuarios que se sientan partícipes incluso de los vaivenes de la empresa. Así se hace marca, así se construye fidelidad, así las empresas se humanizan gracias a las redes sociales.

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