OPINION

Rocío Aguilar gana la final de La Voz Kids con récord de audiencia

Lo ha conseguido. Rocío Aguilar ya es la ganadora de La Voz Kids. Un premio que se traduce en una beca profesional valorada en 10.000 euros y la grabación de un single con la discográfica Universal. Un premio que ha logrado ante una vertiginosa audiencia de un 27.9 por ciento de share y 3.728.000 espectadores. No obstante, es la final menos vista de las tres ediciones del concurso, pues Telecinco ha optado por programar esta etapa en los viernes, un día de la semana con menor consumo con un público más repartido.

Y es que el éxito de Tu cara me suena llevó a Telecinco a retirar Sálvame de los viernes para estrenar, en esta franja, una de sus grandes bazas, La Voz Kids. Con esta estrategia, Mediaset pretendió frenar los posibles buenos resultados de la secuela con anónimos del formato de imitadores que estrenaba Antena 3, Tu cara no me suena todavía.

Las primeras semanas ambos talent show demostraron su vigor, repartiéndose el prime time del viernes. Sin embargo, con el paso de los días, La Voz Kids se ha hecho más fuerte y Tu cara no me suena se ha ido desgastando.  El motivo: La Voz Kids mantiene un formato muy definido, que engancha a unos niños y abuelos que son los reyes del mando a distancia de la televisión tradicional.

Los niños folclóricos siguen resultando una fórmula infalible para atrapar a la audiencia familiar a través de esa ingenuidad infantil que interpreta canciones altamente reconocibles. Y en eso, parece que La Voz Kids no cuenta con rival. Más aún en un viernes noche en el que los más pequeños de la casa no tienen que acostarse tan temprano para madrugar el día siguiente.

Mientras que Tu cara no me suena todavía ha perdido cierta cuota infantil sin un travieso personaje con evolución cómica semanal, como Yolanda Ramos, que con su surrealismo arrastraba el interés de esa mirada de los niños que obliga a poner la televisión a los padres. Tampoco ha ayudado la falta de un perfil como el de Lolita Flores, que conecta con el otro target de audiencia fundamental: la complicidad de los mayores.

Aunque el principal problema de Tu cara no me suena todavía, que ha propiciado la pérdida de interés del espectador con el paso de las semanas, está en que esta secuela de TCMS no cuenta con una mecánica rotundamente definida. De hecho, ha sido confusa: el público fiel del formato no ha terminado de entender un juego en el que los ganadores de cada gala desaparecen de la emisión del programa y, en cambio, los que quedan segundos son galardonados con más oportunidades de lucirse por la tele, ya que vuelven a la siguiente semana a interpretar a otro artista.

Era buena idea dar oportunidad en cada gala a nuevos talentos anónimos y así poder ir regenerando un casting de anónimos -sin unas tablas suficientes para llenar un prime time de toda una temporada-, lo malo que la realidad ha demostrado que la mayoría de estos artistas interpretan muy bien sólo unos limitados temas, típicos de karaoke. Temas que, salvo alguna excepción, van de Nino Bravo a Elvis, pasando por Malú. Y eso no seduce al target de público habitual de Tu cara me suena, que busca la experiencia de sentirse sorprendido por un abanico más amplio de estilos e iconos musicales más allá de los que repetía constantemente Lluvia de Estrellas.

El equipo de Tu cara no me suena ha intentado poner remedio a estas debilidades con buena dosis de espectáculo. También sus miembros del jurado, con un Àngel Llácer y una Chenoa sembrados -llenando los entreactos del programa y consiguiendo disfrazar el vacío de unos concursantes anónimos que no dan tanto show como la familia-pandilla que se crea en el TCMS original-. Sin embargo, al otro lado, han tenido como rivales a la fuerza de un formato internacional tan definido y rotundo como La Voz Kids. Y encima con niños folclóricos. Perfecto para un canal como Telecinco, con una audiencia muy folclórica.

@borjateran

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