OPINION

La fragilidad de Rosa López: crónica de una entrevista con Bertín Osborne

Rosa Lopez con Bertin Osborne
Rosa Lopez con Bertin Osborne

"No sé a dónde voy, sólo quiero ser feliz". Con estas palabras, Rosa López concluía su visita a la casa de Bertín Osborne. Esta semana, Mi casa es la tuya recibía a la ganadora del primer Operación Triunfo y conseguía uno de los programas con más verdad de su historia.

En un tiempo en el que las personalidades de la cultura, política y arte intentan controlar al máximo las declaraciones en sus apariciones para mostrar al mundo una impoluta y amable imagen de su existencia, Rosa López se ha lanzado sin red a la charla con Osborne.

Y es que Rosa mantiene el secreto con el que triunfó. No sólo contó con una portentosa voz, también una ingenuidad sin filtros que traspasa la pantalla y que alcanza una conexión hipnótica con el espectador. Un espectador que sigue enamorado de ella, en lo bueno y en lo malo, en el éxito y también en los posteriores tumbos que ha dado su carrera.

Dan igual las cámaras, Rosa no ha ocultado sus inseguridades, tampoco ha disimulado lo mucho que depende de su madre o su frustración en el amor. Todo delante de un Bertín más Bertín que nunca, con una mirada que hablaba por sí sola y que a veces parecía no entender el manojo de inseguridades y complejos que transmite la cantante todo el rato durante la grabación. "Creo que te flagelas demasiado", soltó un Bertín que intentaba (a su manera) pegar un empujón a esa niña entre algodones que, en su show, dio la sensación de que sigue casi tan perdida como el primer día. Hasta parecía avergonzarse de contar en público la profesión de su padre, agricultor.

El miedo al qué dirán, la educación machista o el temor a descubrir el mundo han sido algunos de los conceptos latentes en un Mi casa es la tuya que, sin quererlo, realiza también una reflexión sobre los juguetes rotos de la industria de la tele y la música, con minuciosos contratos para exprimir los talentos, pero donde nadie enseña a digerir el éxito y su posterior e inevitable resaca, que siempre suele ser confundida con fracaso.

"En mi vida he llegado tarde a todos los lados", sentenció Rosa ante un Bertín asombrado ante tanta negatividad que él intentaba relativizar con su campechanía: "Tienes que valorarte más Rosa, me da mucho coraje", le decía.

Incluso, durante el programa, Rosa lanzó una teoría conspiranoica como causa para su pérdida de voz, que le impidió hablar y cantar durante casi un año. Una historia sobre una inyección antes de un concierto que, en boca de la cantante, pareció de pronto un thriller planeado por manos negras que maquinaron acabar con su poderío vocal. Frente a ella su madre y un Bertín con cara de que, tal vez, la única razón de aquello fue que, tras OT, las cuerdas vocales de su hija se exprimieron tanto que un día ya no pudieron más.

Mi casa es la tuya creció este miércoles hasta un 17.9 por ciento de cuota y 2.767.000 con Rosa López, que prefiere que no le llamen Rosa de España. Eso le dijo a Bertín, que, después de varias entrevistas promocionales sin mucho que aportar en su programa, esta vez estaba logrando una catarsis sociológica: la de una mujer que, primero por la cultura de su familia y después por las fauces de la industria de la fama masiva de un fenómeno televisivo, aún no ha conseguido ser libre.

> Los 5 elementos que han propiciado la catarsis colectiva del reencuentro de OT 

@borjateran

Y ADEMÁS…

> Las 7 razones del éxito inesperado de Bertín Osborne

El reencuentro de OT: una bomba emocional sobre la pérdida de la inocencia

Las 5 armas de Bertín Osborne que no ves y son cruciales para su éxito

> Así está la Academia de OT hoy

> Lo que no ves del reencuentro de ‘OT’

> Lo que debe aprender TVE de su propia historia

Mostrar comentarios