OPINION

'El Ministerio del Tiempo' estrena juego de mesa: este es su valor añadido en la estrategia comercial

el ministerio del tiempo juego
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El Ministerio del Tiempo ya tiene juego de mesa. El universo de la serie de La 1 continúa su proceso de expansión: libros, cómic, aplicaciones, podcast y, ahora, un juego de mesa en el que cada participante podrá escoger entre 8 de los protagonistas de la serie e intentar superar una misión atravesando puertas a otros tiempos, encontrando personajes históricos y reclutándolos. Pero, cuidado, también pululan por el tablero malos clásicos de la serie, como Lola Mendieta o los Nazis.

Desarrollado por Oscar Arévalo (responsable de otros juegos como Stalag 17, Covenant o Rick y Morty) y editado por Crazy Pawn Games, la propuesta "de mesa" de El Ministerio del Tiempo surge de una licencia de uso que otorga TVE de la marca de la ficción para esta acción, como se realiza habitualmente con otros formatos de la corporación pública, como la revista de Saber vivir, Corazón o la publicación infantil del canal Clan TV.

Aunque la diferencia con otros productos satélites de populares espacios de los que TVE u otras cadenas comercializan su marca está en que El Ministerio del Tiempo controla el proceso posterior de los otros artículos que surgen de la serie.

No sólo la cadena cede el uso de la marca de su producción y se desentiende. En este caso, la producción transmedia de la serie, a cargo de Pablo Lara, está partícipe en todo el planteamiento del producto, en este caso del juego, para que no defraude a los seguidores de la serie y sume a la historia original, como un extra que está integrado con lógica dentro del universo ministérico. Así, el equipo de la serie ha controlado los efectos de la jugabilidad, la historia e incluso el diseño del tablero.

Ese es el acierto que ha catapultado a El Ministerio del Tiempo a un fenómeno social: los responsables de la ficción, con Javier Olivares al frente, controlan con cierta obsesión todos los productos que surgen bajo el paraguas de la serie para que no falle ninguna pieza de la experiencia multiplataforma y todo esté integrado con lógica en la trama,

Se trata de la tradicional preocupación del autor, que cuida a un seguidor que está implicado en la experiencia de la ficción y participa activamente, porque sabe que no es considerado sólo un número de cliente o un porcentaje de cuota de pantalla. Es considerado un espectador inteligente al que, al menos, intentar no defraudar Dentro y fuera de la serie.

Y esa manía de autor, que vigila las otras vidas que nacen de su obra principal,  es un ejemplo que se debe contagiar al resto de producciones que comercializan su marca en televisión, ya que vender el nombre de un programa o serie no debe ser considerado sólo un negocio para ganar un extra económico por parte de la cadena, debe ser una oportunidad para hacer más grande ese mismo programa o serie. Efecto que se logra con el valor añadido de mantener la coherencia con la esencia del formato original. multiplicando la experiencia del usuario y no cediendo la imagen de la producción para un apéndice inconexo, que luego el cliente-espectador no reconoce.

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