OPINION

Ninja Warrior: lo mejor y lo peor de un programa obsesionado con el ritmo televisivo

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Antena 3 ha estrenado su nuevo show de entretenimiento para mantener a su ya público familiar fiel en los viernes noche. Una espectacular competición deportiva en el que personas atléticas deben superar una yincana de cachivaches. En el imaginario colectivo español, este concurso remite en cierto sentido a Humor Amarillo. Incluso tiene unas setas a las que saltan los participantes o, en su defecto, caen al agua. Como en Humor Amarillo. Si bien, aquí no hay tanto humor. De hecho, se echa en falta más humor en un programa con una dinámica demasiado repetitiva.

Y esa puede ser la debilidad de arranque de Ninja Warrior: visto uno, visto todos. Más aún, cuando el casting parece que se repite con mismos perfiles de personajes, donde los bomberos son los reyes del cotarro.

Aunque el gran problema de Ninja Warrior es que es el ejemplo perfecto de programa que confunde el ritmo televisivo con prisa. Ya en sus primeros minutos, el espacio mata cualquier tipo de clímax en el ojo del espectador al realizar una presentación acelerada, que está tan editada y cortada para ir rápido, que se convierte en un caos artificial. Mucho mogollón de gente pero sin sentido coreográfico alguno más que hacer bulto. Es más, la introducción no consigue un elemento básico para llegar a la audiencia: contextualizar bien la disposición de los elementos que van a protagonizar el show.

A diferencia de Tu cara me suena, donde todo el orden de la gala fluye con un guion que prima la intuición del espectáculo en directo -aunque no siempre lo sea-, Ninja Warior despieza demasiado su contenido. Lógico, ya que este programa tiene una infraestructura tan complicada que obliga a que sea pregrabado. Lo malo es que el montaje no cuida una narrativa realista. Al contrario, está todo tan editado con el velocímetro del ritmo que el programa ni respira, aturullando al espectador.

En esto no ayudan los comentarios gritones y sin freno de Arturo Valls y Manolo Lama, que imitan a un partido de fútbol (lo que puede ser una baza), pero que también se intuyen demasiado incorporados por guion, limitando parte de la personalidad de dos personajes tan carismáticos -cada uno a su manera- como Valls y Lama, comunicadores que también ganan en el falso directo más puro.  Pilar Rubio, por su parte, sirve como reportera que hace de vínculo entre concursantes y presentadores-comentaristas en la primera parte y, después, se incorpora como comentarista en la parte final de la emisión, la denominada semifinal, lo que se agradece, ya que da más variedad a los comentarios, bajando cierta impostación en el tono de Lama y Valls.

Lo mejor del programa es que, en su primera noche, engancha descubrir hasta que parte de la yincana llegan los participantes. A veces los más fuertes fallan rápido y los más avispados saltan hasta la plataforma final. Muchos semidesnudos, que eso también ayuda a subir el share. Pero, ya se sabe, eso tampoco es suficiente para aguantar el share.

Y en el programa lo saben. Así que incorporan algunas historias personales de los concursantes para enriquecer el formato, como una boda sorpresa en el propio terreno de juego. Pero, claro, el programa va tan deprisa que no hay tiempo ni de entender ni empatizar con el enlace exprés. No obstante, deberían dejar de hacer peticiones matrimoniales en los primeros programas, que este golpe de efecto ya está desgastado por sobreutilización.

También funciona en Ninja Warrior que sus presentadores tengan sus propios favoritos y jueguen cierto pique entre ellos. Ahora falta que el programa otorgue más tiempo a conocer a sus concursantes y favorecer cierto sentimiento de identificación o aspiración del público.

Con menos ruido, menos prisas y más espontaneidad creativa, Ninja Warrior sería menos agotador y más disfrutón. Un programa que puede contagiar la saludable pasión por el deporte pero que, de momento, ha confundido ritmo con estrés como errático salvavidas. En un viernes sin competencia, el show ha comenzado liderando con 18.4 por ciento de share y 2.567.000, pero lo difícil será aguantar el dato cuando Telecinco coloque un rival y pase el efecto expectación del primer día. Por suerte, la temporada es corta para dejarlo en cinco programa acontecimiento.

@borjateran

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