OPINION

Los creadores de 'Gran Hotel' y 'Velvet': así han conquistado Netflix con 'Las Chicas del Cable'

LAS-CHICAS-DEL-CABLE-EN-ESPAÑA
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Ramón Campos, junto con Teresa Fernández-Valdés, es el fundador de Bambú. Se trata de la primera productora en la que Netflix ha confiado su desembarco en la ficción española con Las Chicas del Cable. Los norteamericanos ya habían observado el éxito de sus series, como Gran Hotel o Velvet, y querían su sello.

Un carácter propio que Campos tiene rotundamente claro. Es más, defiende que las series 'made in Bambú' son reconocibles por ser: "agradables a la vista, que te permiten desconectar del mundo, con personajes atractivos, la mayoría de las veces con actores con cierta telegenia y, luego, que sean muy fáciles de entender", explica este guionista y productor ejecutivo. Lo hace mientras recalca que, al final, entremezclar estos elementos también es complicado: "no es tan sencillo como parece".

Pero "para lo bueno y para lo malo, hay definidas unas reglas muy claras en los productos de Bambú", reflexiona un Campos al que se acercó Netflix por su cartera de series 'preciosistas' y románticas, donde la compañía norteamericana vio filón: "Había acabado Velvet, un público se quedaba huérfano de ese tipo de contenido y, de repente, ellos sacan esto (se refiere a Las Chicas del Cable) que no sólo funciona en España, también funciona en toda Sudamérica", prevé.

Pero la crítica y los más seriéfilos del lugar esperaban otro tipo de producto de la primera gran inversión de Netflix en nuestro país. No comprendieron Las Chicas del Cable, pero Ramón Campos tiene la respuesta para ellos: "Entiendo que la gente esperaba riesgo máximo. Pero Netflix no es HBO (reputado canal responsable de series como Juego de Tronos o Girls) ni quiere ser HBO, es una plataforma de vídeo bajo demanda para toda la familia". Y vio un nicho de negocio importante en este tipo de serial de la factoría Bambú.

De hecho, los de Netflix han vigilado con minuciosidad cada detalle del proceso de creación de sus chicas del cable: "Netflix es más intervencionista que Atresmedia", responde Campos, que recalca que "trabajar con Antena 3 es una maravilla, tenemos mucha libertad", compañía con la que prepara dos grandes estrenos para la próxima temporada, Tiempos de GuerraFariña. Esta última, basada en los hechos reales de los clanes gallegos de la droga.

Con esta nueva ficción, Bambú vuelve a su tierra natal, Galicia, gracias a una historia que no es imaginada. Y ahí está el reto a la hora de adaptar los guiones: "intentar que sean reales pero, al mismo tiempo, que sean interesantes para el espectador. La realidad es muy aburrida habitualmente, para que sea entretenida hay que darle muchas vueltas. Al final, lo más difícil es que leyendo los guiones nadie sintiera que esto no era real", explica Ramón Campos sobre Fariña, que no es el único proyecto que tiene, en estos instantes, en pleno proceso de rodaje.

Bambú también está trabajando en la continuación de Velvet, ahora como estrategia de la televisión de pago, ya que Movistar Plus ha comprado la licencia a Atresmedia Series para crear una secuela de las míticas galerías de Antena 3: "Velvet va con la intención de que el público de Telefónica consuma más sus productos, ya que existe un tanto por ciento de gente con decodificador que no va a ver la oferta", explica sobre una gran plataforma de pago que necesita encontrar más proyectos con visibilidad que atraigan a ese espectador perdido entre tanta marabunta de canales y contenidos disponibles. Y Velvet es una marca que puede ser aliada en este objetivo, pues sigue muy viva en el interés de las grandes audiencias.

No obstante, en esta nueva etapa de Velvet en Movistar Plus, para Ramón Campos: "lo que está resultando más complicado es trasladar los 70 minutos del prime time español a los 50 minutos (de Movistar), sobre todo por la cantidad de personajes que nosotros tenemos", señala el productor y, además, apunta una curiosidad sobre su compañía: "todas las series nacen en Bambú con 14 personajes, ese es el número ideal de inicio porque así puedes hacer las tramas suficientes para que la historia sobreviva. Y en Velvet hay unos veinte personajes importantes y meter todo eso en 50 minutos es complicado".

Pero la duración y los tiempos de la ficción en España está cambiando. "El espectador, por lo menos, ahora valora la calidad de imagen. Antes las series estaban alumbradas, ahora está iluminadas", ilustra el alma de series como Desaparecida o Gran Hotel.

En ese sentido, ha sido crucial el trabajo de Bambú para enriquecer las mecánicas de trabajo de la industria de ficción nacional. De su mano, recuperaron el cuidado por la escenografía e iluminación en una televisión que se había acomodado en el artificio del decorado de cartón-piedra sobreiluminado de forma plana: "Hicimos un planteamiento cinematográfico, con luz por campos, e intentando que fuera rentable", revela.

Y es que la dificultad de rodar por campos está en que se puede retrasar el rodaje por el tiempo que requiere la colocación específica de los focos y otros elementos escénicos: "No somos los más rápidos rodando y no somos los que más dinero ganamos, pero creo que esa es la marca de identidad de Bambú y no podemos cambiarla", sentencia.

Pero lo que Ramón Campos sí cree que debería cambiar en la televisión en España es el extraño horario de máxima audiencia "el retraso del prime time es un problema para la ficción. Estamos favoreciendo el sistema de share, que funciona en programas de entretenimiento, pero que perjudica a las series: a medida que el share va subiendo, los espectadores van bajando. Eso supone que a la semana siguiente has perdido seguidores seguro", explica. Como consecuencia, el público real (que no es un numérico porcentaje de cuota de pantalla) se va a dormir y no se engancha a la trama. Es más, Campos se atreve a poner una fecha de emisión más sensata para las series españolas: "10.30 de la noche", reivindica. Una hora, sin duda, más conciliadora.

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@borjateran

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