OPINION

La cualidad que convierte a Carlos Sobera en un presentador infalible

the wall telecinco
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Su movimiento de ceja se hizo más popular que su propio nombre allá por 1999. Telecinco había encargado a un presentador desconocido la conducción de su nuevo concurso diario, 50 por 15 ¿Quiere ser millonario?. Un éxito internacional que probaba suerte en España. Este presentador se llamaba Carlos Sobera y llegaba para quedarse en la televisión.

El movimiento de ceja fue el primer e inconsciente gran aliado de Sobera. Una carismática peculiaridad personal que hacía al comunicador diferente del resto. Pero, además, desde su llegada a la tele, Carlos Sobera ha contado con otra habilidad fundamental para traspasar la pantalla: cuando presenta no parece que está presentando. Es más, logra que no se note la trastienda del show con tiempos que cumplir, guiones que seguir y dinámicas que explicar.

Ex profesor de universidad, actor y flamante propietario del Teatro Reina Victoria de Madrid, Sobera es de esa estirpe de comunicadores que convierte en fácil la peliaguda labor de llevar las riendas de un concurso. El truco de Sobera está en que cuenta con la cualidad de que sabe escuchar lo que pasa en el plató. Empezando por los concursantes, a los que observa con una curiosidad infatigable que utiliza a favor del show. De ahí que sea rápido de reflejos a la hora de reaccionar. Introduciendo tensión si lo requiere el show, humor inteligente si hace falta relativizar o hasta riéndose de sí mismo, si es necesario.

Lo ha hecho en programas como Atrapa un millón (Antena 3, Los mejores años de tu vida (La 1) e incluso retransmitiendo las campanadas, labor que ha realizado en todas las principales cadenas (La 1, Antena 3, Telecinco) y donde hasta vivió el sufrimiento de Paula Vázquez cuando se le rompió el vestido justo antes de las doce uvas. No pasó nada, ambos lo solventaron con la sencillez de la naturalidad que entierra cualquier angustia del contratiempo del directo.

Y, ahora, continúa rompiendo tensiones con su popular espontaneidad en dos programas muy diferentes: un diario de citas a ciegas, First Dates (en Cuatro), y un concurso espectáculo con un muro gigante que esconde grandes cantidades de dinero, The Wall (en Telecinco). Y siempre infalible, porque siempre intenta ser él mismo.

Al final, el éxito sin fecha de caducidad de Carlos Sobera está en que logra crear un clima de confianza en los concursantes pero, también, en el propio espectador. El público lo siente como uno más de la familia. No mira a nadie por encima del hombro, comunica desde  la terrenal cotidianidad que hace la televisión más sencilla, más espontánea, más próxima. Y, en la actualidad, esta vital cualidad televisiva no hay tantos presentadores que la cumplan.

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@borjateran

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