OPINION

El baile de Lina Morgan imposible en la televisión de hoy

lina morgan quiero verte
lina morgan quiero verte

Las galas de presentación de temporada es un género televisivo que ha desaparecido. En los años noventa, las cadenas arrancaban el curso con un gran show en el que ponían la alfombra roja a todos sus nuevos programas y series. En 1997, por ejemplo, TVE programó Quiero verte, un show con Ramón García y Ana Obregón que vendía los posibles éxitos de la cadena pública.

Hoy por hoy, este tipo de formato parece obsoleto. No obstante, los primeros minutos de aquella gala de 1997 de TVE contienen una fusión de elementos que son perfectos para atraer al público y anunciantes a la cadena y que, en cambio, no serían permitidos por los gurús de la televisión de hoy. Este es el vídeo del apoteósico esos memorables instantes de Quiero Verte:

La televisión de 2017 debe aprender de la habilidad de este especial a la hora de generar en el espectador el sentimiento de que está asistiendo a un acontecimiento festivo irrepetible y que lo hace en la cadena con el más competitivo elenco de profesionales. Así, TVE consigue potenciar su imagen de marca. Lo logra al reunir a todos sus rostros (presentadores, periodistas y actores) en el mismo escenario y presentarlos con una efectista voz en off, que los nombra como si fueran futbolistas entrando al terreno de juego.

De Anne Igartiburu a Carlos Herrera, pasando por Pedro Ruiz o los chavales de El Club Disney. Están todos y la realización los muestra en una multipantalla que otorga aún más pompa a la irrupción de cada artista en el escenario gracias a la ayuda de un grafismo en movimiento -que sobreimpresiona un primer plano de cada estrella de la cadena-. De todos estos rimbombantes fichajes de TVE, la última en ser nombrada y aparecer es Lina Morgan. Y la realización también marca, de forma especial, el recibimiento a la querida actriz, con emocionantes primeros planos de la protagonista de Hostal Royal Manzanares saludando al respetable. Es decir, el público.

De esta forma, TVE hace marca al entremezclar a todos sus rostros, de información y entretenimiento. El espectador percibe que es el canal con más y mejores caras. Y la presentación posterior de Ramón García y Ana Obregón lo recalca. Pero esta introducción aún depara otro elemento impensable en la televisión de hoy.

De repente, suena la música del show, un éxito discográfico que triunfaba por entonces y que la cadena había convertido en su eslogan 'Quiero verte'. En ese instante, se ponen todos los profesionales de la emisora a bailar la canción. Algunos con más vergüenza, otros con más desparpajo. Pero todos están ahí, sin miedo al ridículo, bailando, alrededor de una Lina Morgan que danza con el mayor de los desparpajos, pues sabe que es la cabeza de cartel.

Y el equipo de TVE aguanta el tiempo suficiente el baile en cuestión, no tiene ni complejos ni prisa en acabar con este número, pues saben que, así, están sumergiendo al espectador en el tono festivo del show. La audiencia contaba con margen para verlo e incluso a disfrutarlo. De hecho, el público está comentando lo que ve por la tele (que si Pedro Ruiz no baila, que mira qué gracia tiene Lina...).

Un baile verbenero de las caras de TVE que termina fusionándose con la cabecera del programa, que da paso al discurrir normal de la gala. Parece surrealismo, pero en realidad es un as de la manga que sugestiona al espectador en el tono de la gala y promociona con vigor la imagen de la cadena pública, como cantera de los profesionales de primera línea.

En la televisión de hoy, en cambio, este efectista prolegómeno sería recortado hasta matar el clímax que produce en el ojo del espectador. Muy diferente a aquella TVE de 1997 en la que se entendía que hacer marca significa potenciar el carisma de sus personajes, juntarlos e incluso acercarlos al público en un ambiente distendido que -combinando emoción, música y surrealismo- despertaba cierta complicidad de cadena pública con  los espectadores. Hoy esta actuación no sería permitida por larga e incluso 'freak', pero ejemplifica la televisión que no duda en dejar respirar el tiempo suficiente sus armas (en este caso, el baile y la rítmica canción) para que, al final, el espectador lo goce sin los prejuicios que sufren los que hacen la propia tele.

@borjateran

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