OPINION

El declive de 'Gran Hermano': las causas de la peor crisis de audiencia del reality de Telecinco

gran hermano revolution
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Los datos de audiencia de Gran Hermano empiezan a ser preocupantes. Este lunes, la versión 'Última hora' del programa ha cosechado un pobre 6,7 por ciento de share, bajando a un 5.5 en su edición del martes. Fatal resultado en un comienzo de la temporada en que las audiencias están más fragmentadas que nunca. Lo mismo ha sucedido con el debate dominical, que sólo ha obtenido un 11,5 por ciento de cuota y, lo peor, es que tampoco se auguran buenos resultados para las galas principales del reality. De hecho, la noche del estreno este GH marcó mínimo histórico, con 16,2 por ciento de share. ¿Estamos ante la última temporada de GH?

Es la edición número 18 del programa y el desgaste de su contenido es evidente. Gran Hermano es una oferta televisiva ajada, repetitiva y no funciona ni siquiera con la reinvención que ha intentado, este año, Telecinco y la productora Zeppelin con el objetivo de implicar de nuevo al público en el formato. Al contrario, esta reinvención del show ha dificultado que los espectadores conozcan y empaticen, desde el comienzo y de forma sencilla, con los integrantes definitivos del casting.

Para llamar la atención y sorprender al resabiado espectador, los responsables del programa han optado por introducir en la casa de Guadalix de la Sierra a 100 "ingenuas" personas que se creían ya concursantes. Todo un golpe de efecto en busca de descolocar al público con el viaje al revés de lo que acostumbra tradicionalmente el reality. Por primera vez, GH arrancó con un tumulto de un centenar de personajes dentro de la casa, a los que se ha ido eliminando hasta reducir el elenco a los 18 huéspedes definitivos.

Se acabó el ritual de conocer, uno a uno, a cada participante en su entrada a la casa. Imposible, pues al existir 100 personas el programa ni ha contado con los tradicionales vídeos de presentación, que dibujaban con cierta gracia la personalidad de los distintos candidatos. El espectador ha visto mucha gente egocéntrica haciendo ruido en las primeras emisiones y, eso mismo, se ha transformado en un obstáculo para crear vínculos, filias o fobias, con los protagonistas del reality.

La audiencia potencial de GH18 no conoce a los reales nuevos concursantes y, por lo tanto, no sigue el programa. En este desinterés, ha influido que Telecinco decidiera enfrentar su estreno estrella con un trepidante MasterChef Celebrity, con famosos intentándolo entre fogones.

¿Manifestación de los fans del programa a las puertas de Telecinco?

En este comienzo de la temporada, tampoco ha ayudado nada que los más fieles del reality no cuenten con la emisión 24 horas a través de la web, que Telecinco ha suprimido. Esta emisión voayeur era minoritaria, pero creaba conversación en las redes sociales, lo que se traducía en un impulso a la expectación para las galas de prime time. Una decisión que ha enfadado a los fans más acérrimos del programa, que están promoviendo un "apagón" de la gala de este jueves. No verán al show y, a cambio, convocan una manifestación (con cacerolada incluida) a las puestas de los estudios de Telecinco. increíble, pero cierto.

La movilización de la porción de fieles en contra no preocupa en Mediaset. Al final, lo importante es que el formato no cree indiferencia. Pero la mala tendencia en audiencia sí resquebraja la estrategia de Telecinco de utilizar Gran Hermano como un rentable comodín, que sirve de exitoso ajuste de programación en prácticamente todos los días de la semana. Hasta ahora los resúmenes de GH valían a la cadena para arropar a otros programas, especialmente en el access prime time (como realiza Antena 3 con El Hormiguero). También para rellenar de contenido propio (y sin inversión extra) a los extensos magazines diarios de la cadena, como El programa de Ana Rosa o Sálvame.

Gran Hermano y el efecto dominó que produce en Telecinco

Sin el tirón de GH, este tipo de programas deberán alimentarse de otros culebrones con tradicionales imágenes de agencias del corazón, búsqueda de exclusivas o creando conflictos de sus propios colaboradores. Porque, al final, Telecinco necesita tramas de telenovela de la realidad para propiciar temas de debate en su rentable estructura de programas que se basa en hablar de vidas ajenas desde platós clónicos.

Gran Hermano era perfecto como formato expendedor de dimes y diretes, pues reúne en el mismo espectáculo varios ingredientes para el triunfo en televisión: personajes de teleserie, el amor y desamor que surge de la convivencia real, la comedia de las imperfecciones ajenas, el testimonio de la entrevista incisiva y la participación del público, que tiene el poder de decidir y eliminar. Esto último es otro elemento que se modificó en la segunda gala de esta edición, indignando al personal al perder (por un día) el privilegio de votar la expulsión para cedérselo a los habitantes de la casa.

Telecinco tiene un problema con GH18: invertir en este reality ya no es apostar por el caballo ganador. La mala racha del formato no es por la ausencia de Mercedes Milá ni por la presencia de Jorge Javier Vázquez, la crisis de fondo del espacio que reinventó la tele-realidad en televisión está en que es un programa explotado hasta la extenuación, la audiencia está resabiada de sus polémica y ya busca otro tipo de nuevos contenidos, otro tipo de personajes. Sólo puede salvar a este Gran Hermano la paciencia para que surjan tramas interesantes en la casa con ayuda de un buen guion. Pero eso pasará si los concursantes aportan una mirada propia contundente, que refresque el show con comedia, sentimiento y personalidades identificables. Y eso, de momento, brilla por su ausencia. A todos los concursantes parece que ya les hemos visto antes.

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@borjateran

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