OPINION

El paralítico que nos sacará de la parálisis

Dieter Kaufman apuntó su pistola a la cara de Wolfgang Schäuble y le descerrajó tres tiros. Uno de ellos le atravesó la cara. Otro le llegó a la espina dorsal.

Como Dieter Kaufman estaba loco, los jueces alemanes le confinaron a vivir el resto de su vida en un psiquiátrico. Por su parte, los médicos determinaron que Wolfgang Schäuble tendría que moverse el resto de su vida en silla de ruedas.

Hoy este paralítico es el ministro más importante de la Unión Europea: es el ministro de Finanzas de Alemania desde hace pocas semanas. Su objetivo: sacar de la parálisis a su país, y por ende, a toda Europa, incluida España.

Wolfgang Schäuble (pronúnciese choible) nació en Freiburg im Breisgau el 18 de septiembre de 1942 (virgo). Era hijo de un experto en finanzas, lo que en España llamaríamos "un tío que sabe cómo defraudar a Hacienda". Estudió Leyes y Economía en su ciudad natal y en Hamburgo -la ciudad más rica del país-, y en 1971 obtuvo su doctorado en leyes con una abstrusa tesis (y aburrida) sobre el papel de la auditoría, tema fascinante donde los haya.

Muy pronto pasó a formar parte de la maquinaria de funcionarios del estado de Baden-Würtenberg, en calidad de experto fiscal, un de los puestos más amados por los políticos que aman los impuestos.

Su carrera política había empezado mucho antes, en 1961, cuando ingresó en las filas de la Junge Union, la división juvenil de la CDU, el partido conservador alemán equivalente al PP español (Christlich Demokratische Union Deutschlands).

Schäuble escaló puestos hasta convertirse en presidente de la CDU en 1998. Pero antes había sido ministro de Asuntos Especiales, nominado por el canciller Helmut Kohl. ¿Asuntos Especiales? Sí, para organizar la primera visita del Jefe de Estado de la odiada República Democrática Alemana, en 1984 (Erich Honecker). Salió a pedir de boca. Luego fue nombrado ministro del Interior en 1989. ¿Recuerdan lo importante que fue aquel año para Alemania? Nada menos que el año de su unificación. Schäuble llegó en abril, y el Muro de Berlín cayó en noviembre, el 9 para ser exactos. ¿Tendría algo que ver?

El problema es que en 2000 Schäuble tuvo que salir del gabinete por la puerta de la cocina al relacionársele con una extraña donación de 100.000 marcos alemanes (recibida en 1994) de parte de un hombre de armas tomar: el gran especialista en lobbys Karlheinz Schreiber, traficante de armas. ¿Y quién sucedió a Schäuble? Adivinen: Angela Merkel, miss Simpatía.

Desde su silla de ruedas, Schäuble estuvo esperando su oportunidad y le llegó en 2005, cuando Merkel le nombró ministro del Interior (otra vez). Ahora ha dado un salto inimaginable. Hace unas semanas, Angela Merkel, la canciller alemana, le ha nombrado ministro de Finanzas. Ser ministro de Finanzas de Alemania en medio de la mayor crisis que se recuerda desde la II Guerra Mundial, es como ser San Pedro.

Si Schäuble saca a Alemania de la crisis, nos sacará a todos. Para empezar, en enero bajará los impuestos. ¿Cómo es Schäuble? Patriota. Ya lo sé: ser patriota en Alemania es como ser un marxista en Rusia. La gente se pregunta, recordando a Becquer: "¿Volverán las oscuras golondrinas, en tu balcón sus nidos a colgar?".

The Wall Street Journal hizo un repaso de sus frases y recordó algunas como: los alemanes deben ser patriotas, los inmigrantes deben adaptarse a nuestro país y, (bueno aquí se pasó), Alemania debe tener la jurisdicción para derribar aviones de pasajeros secuestrados por terroristas. No lo dijo en estos términos pero, en cualquier caso, no gustó nada esto último.

Pero guste o no, ahora es uno de los políticos con más poder de Europa. Alemania parece que está saliendo de la crisis. El índice de confianza sube cada mes. Sólo queda esperar que Schäuble no decepcione a los europeos y que nos saque de la parálisis de una vez. Sí, un paralítico. ¿Y qué?

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