OPINION

Guía para entender cómo Warren Buffett se ha hecho rico usando el sentido común

No estaba muy triste Warren Buffett cuando le entrevistó la revista Forbes. El financiero ya no era el hombre más rico del mundo. Ni el segundo. Era el tercero. Sentado en un taburete de un restaurante famoso por intercambiar filetones por acciones en Bolsa (Steak for Stock), Buffett se reía un poco de estas clasificaciones.

Pero la humanidad no se ríe sino que le envidia. ¿Cómo se llega a tener una fortuna de 47.000 millones de dólares? ¿Hay algún truco? ¿Por qué él sí y nosotros no?

Buffett ha escrito algunos libros explicando su método. Pero no hace falta irse a la librería para absorber ese conocimiento. En la última carta a los accionistas de su firma financiera Berkshire Hathaway se encuentran algunas pistas. He aquí una Guía para entender cómo Warren Buffett se ha hecho rico.

Si abren esa carta al accionista cuyo link les he dejado más arriba verán que empieza con una lista de años y porcentajes. Es un resumen sencillo de la rentabilidad obtenida por las acciones de su sociedad desde que empezó este negocio en 1965 comprando el fabricante de ropa Berkshire Hathaway.

Buffett escribe esta carta al accionista como si estuviera en la barra de un bar. Siempre habla en plural, refiriéndose a Charlie que no es otro que su socio Charles Munger, cuya máxima es: "Sólo quiero saber una cosa en esta vida que es dónde voy a morir. Así nunca iré a ese sitio".

Una de las fórmulas de Buffett y su socio consiste en no invertir en negocio "cuyo futuro no podamos evaluar", no importa cuán atractivo sean sus productos. "En el pasado no había que ser muy listo para saber que el negocio estaba en los coches (años 20), los aviones (años 30), y los televisores (años 50)".

"Aunque Charlie y yo podamos prever gigantescos crecimientos en una industria, eso no significa cuál va a ser su rentabilidad sobre capital y sus beneficios, pues se desencadenará una batalla entre competidores para sobrevivir".

Desde siempre, la fórmula de Buffett ha consistido en tener un bajo endeudamiento, mucho flujo de caja y autofinanciar las operaciones. Podían ser empresas grandes o pequeñas, pero necesitaban tener la certeza de que esa compañía iba a mantener unos resultados positivos estables.

Si todas ellas se mantenían con esas reglas, de ahí saldría el dinero para financiar más operaciones. "Durante el choque cardíaco de septiembre de 2008 nosotros no fuimos demandantes de dinero, sino oferentes", dice Buffett. Y es verdad porque en esa época, todo el mundo demandaba que Buffett entrase en sus negocios para salvarlos. Buffett puso 15.500 millones de dólares en el sistema, algo que entonces sólo podía hacer el gobierno.

Otra de las fórmulas de Buffett consiste en dar libertad a sus empresas, es decir, no inmiscuirse en los detalles de la dirección. No es del todo eficaz este sistema porque, como reconoce Buffett, a veces detectan muy tarde problemas financieros, o los ejecutivos no se molestan en tenerles al día.

Pero dado que la gratificación a estos ejecutivos depende de saber administrar esa independencia, en la mayor parte de los casos las empresas funcionan bastante bien. Y funcionan porque si se convierte a la matriz en una especie de totem que todos deben adorar, los cientos de filiales no tendrían flexibilidad para actuar.

"Nunca permitiremos que Bekrshire se convierta en un monolito dirigido por comisiones, presentaciones de presupuestos, y múltiples capas de ejecutivos. En lugar de eso, Charlie y yo preferimos operar con una colección de empresas de tamaño medio y grande pero por separado, con la mayor parte de las decisiones siendo tomadas a escala operativa. Charlie y yo nos limitaremos a mover el dinero, controlar el riesgo, elegir a los ejecutivos y compensarles".

¿Y sobre Wall Street? "No les hacemos caso", dice Buffett en su carta. "No queremos inversores que compren y vendan [acciones] basados en periódicos o en los informes financieros. Nosotros queremos socios". Buffett confiesa que prefiere trabajar en la escala de las relaciones personales con pocos socios pero fiables, antes de acometer una operación. Para comunicarse con sus accionistas, Buffett usa un boletín que suele publicar cada tres meses (fecha de la entrega de datos financieros obligados), preferiblemente los sábados. "Así les damos tiempo a los accionistas a que lo digieran en las horas en que no hay Bolsa, y que sepan lo que sucede en una empresa con muchas caras".

Por cierto, la desconfianza de Buffett hacia la prensa se basa en algunas experiencias. La última sucedió el año pasado. Buffett afirma que la prensa malinterpretó con un titular una de sus frases en la carta al accionista de la memoria de 2008. Resulta que el financiero decía: "Estamos seguros, por ejemplo, de que la economía continuará sometida a sacudidas a lo largo de 2009, y probablemente más allá de esa fecha, pero esa conclusión no nos indica si nos referimos a que los mercados subirán o bajarán" (“We are certain, for example, that the economy will be in shambles throughout 2009 – and probably well beyond – but that conclusion does not tell us whether the market will rise or fall".)

Muchos medios de comunicación se hicieron eco de la primera parte, justo cuando termina diciendo que la economía continuará sometida a sacudidas (shambles es más bien caos y desastres). Pero el contexto cambia si se lee que esas sacudidas pueden ser hacia arriba también, cosa que no apareció en la prensa. Muchos inversores, influidos por los medios, sacaron sus ahorros y no pudieron disfrutar, según Buffett, de la subida del Dow Jones, que empezó el año en 7.063 y terminó en 10.402 puntos.

En suma, si quieren un buen catálogo de consejos bursátiles, lean esta carta al accionista.

Hoy el grupo de Buffett tiene 257.000 empleados, algo no alcanzado por ninguna compañía española.

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