OPINION

Lecciones de Pellegrini para ejecutivos

Cuando echaron a Pellegrini como entrenador del Real Madrid, estuve pensando qué había fallado, y qué pasaría por su cabeza. No soy un especialista de fútbol y no puedo opinar sobre su rendimiento deportivo. Pero sí me han llamado la atención sus declaraciones en una emisora de radio, en el Larguero, que han sido reproducidas hoy por algunos medios. Creo que el mundo de la empresa puede sacar lecciones de sus argumentos.

La primera cosa que me llamó la atención es que Pellegrini se queja de que no le dejaban mandar. Por ejemplo, Florentino Pérez ya tenía pensando contratar a Cristiano Ronaldo y a Kaká desde hacía tiempo, pero Pellegrini decía que eran muy caros, y por el contrario, insistía en que se quedasen Robben y Sneijder. Nunca le hicieron caso.

Si trasladamos esto al mundo de la empresa, es como si llega un nuevo director general, y cuando se sienta en su puesto y analiza a su equipo directivo y de subordinados, no le dejan decidir con quién quedarse sino que es el presidente y el consejero delegado quienes le quitan y ponen a la gente. Es ridículo. Uno puede admitir ciertos nombramientos, pero no puede admitir que le quiten poder en las decisiones más importantes.

Y Pellegrini no iba tan descaminado. La semana pasada, cuando vi la final de la Champions, pensé que me hubiera gustado leer un artículo titulado "La venganza de los derrotados". Porque en esa final había un montón de jugadores que habían sido echados de otros equipos. Por ejemplo, estaban Robben y Sneijder, que fueron expulsados del Madrid; estaba E'too, que habían echado del Barça; estaba Cambiasso, que había jugado en el Madrid.

Fue el triunfo de los expulsados. Y fue la prueba de que una empresa llamada Real Madrid tiene un problema de Recursos Humanos: como se dice ahora, no sabe retener el talento.

También me fijé en que Pellegrini decía que entre él y la presidencia del club hay "conceptos distintos del fútbol". No sé muy bien a qué se refiere. Por lo que he escuchado a los que saben de fútbol, Florentino Pérez sigue pegado a la idea de vender más camisetas, que ganar partidos. Es decir, traer a chicos guapos que jueguen bien al fútbol, y convertir al Madrid en un Circo del Sol del balompié. No está mal la fórmula, pero lo importante, como en cualquier empresa, es crear una piña, no hacer un escaparate.

Los entrenadores siempre quieren crear una piña, crear un equipo, construir una organización con pegamento, pero parece que la idea del club blanco es vender derechos de transmisión, vender camisetas, atraer a públicos adolescentes con caritas bonitas, hacer giras por el mundo y dar un poco de espectáculo.

No sé si el Barça tiene muchas cara bonitas, pero ha logrado construir una piña de jugadores, con un entrenador que actúa como pegamento universal.

José Mourinho, el nuevo entrenador del Madrid, encaja en esa idea de hombre-escaparate. Es mediático, es gesticulante, es guapo y encantador, sabe provocar, da titulares, y bueno, da títulos. Pellegrini es más serio, menos mediático, no emanaba tanto encanto y encima no ganó ni una copa. ¿Dejarán manos libres a Mourinho o le atrapará la maquinaria comercial del club?

En la organización profesional, Pellegrini nunca participó en las conversaciones para elegir la plantilla de jugadores. Eso confiesa. Y también confiesa que antes de entrar en el Madrid, sabía donde se metía porque Vicente del Bosque, antiguo entrenador, se lo había dicho. Ahí quien pinta es todo el mundo excepto el entrenador.

Creo que las lecciones que se puede aprender de esto se reumen en una sola:

Nunca entres a trabajar en un proyecto donde no vas a tener el mando prometido.

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