OPINION

La frase que derrotó a Obama: "Nada es gratis"

Hace dos años, Obama llenó de esperanza a EEUU. El discurso del 4 de noviembre de 2008, la Noche de la Victoria, fue emocionante. Mucha gente lloraba mientras Obama pronunciaba su discurso e intercalaba este estribillo: "Yes we can". Aquello no era un acto político sino religioso, porque parecía una ceremonia litúrgica en la que se reza una oración. Prometía, sobre todo, lanzar la mayor reforma sanitaria de la historia de EEUU. Y lo hizo.

Y ahora, casi todo eso ese ha esfumado. Los republicanos controlan el Congreso. ¿Cómo es posible que no le hayan apoyado los votantes a pesar de las inmensas reformas en la sanidad, su gran logro?

Lo que sucede en EEUU es que el Tea Party y los republicanos, han movido las brasas de una serie de sentimientos que están en la base de EEUU para criticar incluso la reforma sanitaria.

En EEUU el ciudadano pretende ser más fuerte que el Estado. Y se lo cree. Desde que se independizaron de la metropoli británica en 1776 (de ahí procede el nombre de Tea Party), libros de historia o películas (The Patriot) promueven la idea del ciudadano independiente, indivualista, opuesto a normas e impuestos, emprendedor, en fin, una persona que se resuelve los problemas a solas, y que no quiere que el Estado se inmiscuya.

Aquí, en España, lo que no haga el Estado, no lo hace el ciudadano. Hasta los empresarios quieren ayudas del Estado; quieren subvenciones, y si es posible, que les monte un stand en Turquía para vender quesos (pagado por el Estado). El Estado, afortunadamente, nos provee de una de los mejores sistemas sanitarios del mundo, pero también regula con miles de normas, penetra con sus impuestos en todas las capas y crea una burocracia inmensa.

Al equipo de Obama se le olvidó tener en cuenta este sentimiento del americano medio. Es sorprendente. Ese equipo que tan magníficamente bien lo hizo en las elecciones de 2008 (usando hasta las redes sociales como nadie hasta entonces), se olvidó de todos sus trucos durante dos años. Ni siquiera la reforma sanitaria ha sido vista con cariño, pues lo que para un español sería una bendición, para muchos norteamericanos es una pregunta: ¿Y quién paga estos servicios? La respuesta es lo que les preocupa: son ellos quienes la van a pagar... y a eso no están dispuestos.

O peor, aún: según un artículo del The New York Post, un diario popular de la famosa ciudad, Obama empezó a construir su propia derrota porque "se puso a perseguir la reforma sanitaria, cuando a los votantes lo que de verdad les aterrorizaba era su futuro económico". No querían camas de hospital, sino ingresos de un empleo con los que pagarse su cama de hospital.

Prefieren pagarse su seguro social y cuidarse ellos mismos. ¿Inconcebible? Para nosotros sí. Para ellos, no. Es su forma de pensar.

A eso se refieren muchos analistas cuando dicen que Obama ha perdido estas elecciones porque no ha explicado bien sus reformas o fue demasiado rápido. A nosotros nos habría encantado un presidente así, que protege a sus ciudadanos con un seguro sanitario que abarcará a más de 30 millones de personas nuevas a partir de 2013. Pero el americano siempre piensa en la pasta: nada es gratis. Obama llegó a decir que el coste de la nueva Sanidad sería de 900.000 millones de dólares en diez años. Los republicanos respondieron en blogs, en periódicos, en discursos, en la televisión: eso no es gratis.

La Revolución Verde, la Reforma Sanitaria, no son gratis: cuestan dinero. Una encuesta realizada por Gallup en marzo de este año (y explotada por los medios republicanos) reveló que una de las mayores preocupaciones de los norteamericanos a largo plazo era la deuda nacional. Y cuando escuchaban que Obama iba a incrementar esa deuda con sus reformas, las preocupaciones crecían de tamaño.

En España, eso no preocupa porque se piensa que las cuentas del Reino son "de ellos". No existe una tradición de "tener conciencia de los impuestos que pago". Y la prueba es que los salarios no se negocian en bruto sino en neto, porque se piensa que los impuestos los paga un ectoplasma.

Lo mismo pasa con la Sanidad: los españoles piensan que es gratis, pero no saben que el gasto sanitario público, según datos del Ministerio de Sanidad, es de unos 60.000 millones de euros.

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