OPINION

La rueda del infortunio

He aquí cómo hemos construido una máquina que rueda en sentido contrario:

Como todos sabemos, miles de familias españolas pidieron un crédito para comprar una casa. Se endeudaron por encima de sus posibilidades, pero como los sueldos subían y el paro bajaba, había tanta confianza en el futuro que todos pensaron que la deuda no sería un problema.

Pero fue un problema. Llegó el momento en que no podían pagar sus créditos porque se quedaron sin empleo. Unas familias entregaron sus casas a los bancos. Otras familias pidieron que el banco les cambiara las condiciones. Estabanllenos de deudas. El caso es que los bancos también estaban llenos de deudas porque habían pedido al extranjero dinero para financiar la compra de esas casas. Y como no podían vender estas casas a los mismos que se las había quitado, pidieron ayuda al Estado.

El Estado estaba allí para proteger a todos, claro. Comenzó ayudando a los bancos y cajas con un fondo soberbio de dinero. Como necesitaba dinero para todo eso, y también para ayudar a los parados (que crecían y crecían), el Estado decidió subir los impuestos a las mismas familias que ya casi no tenían dinero para subsistir.

Y como estas familias  tenían menos dinero para su consumo de siempre, empezaron a dejar de entrar en los comercios: con ello, las empresas vendían menos, y al vender menos, despidieron a más trabajadores. Lo mismo hicieron las fábricas que suministraban productos a esos comerciantes, y los transportistas que llevaban los productos. Despidieron o quebraron. Esas personas sin empleo tenían que ser sostenidos por el Estado que siguiósubiendo los impuestos para mantener a los parados y para evitar que quebrasen los bancos.

Como el Estado tampoco tiene una máquina de fabricar dinero, se puso a ahorrar en sus propios gastos: menos obraspúblicas, recorte al salario de funcionarios... Con ello, las empresas que construían autopistas tuvieron quedespedir a más gente, que se fueron a la cola del paro, a demandar su seguro de desempleo. Y todas las empresas que dependen de la construcción de las autopistas tuvieron que hacer lo mismo.

Muchos funcionarios, al no perder parte de su salario, decidieron restringir los gastos, de modo que los comerciantes, al ver que nadie entraba en sus tiendas, contrataron menos empleados o despidieron a los que tenían.

Con ello al final, se logró que la rueda de la economía girase en sentido contrario: más parados, más gastos del Estado, más impuestos para sostenerlos, menos dinero en manos de las familias, menos consumo, menos compras, menos ingresos para las empresas, más despidos, más parados...

Era rueda eterna del infortunio.

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