OPINION

La supervivencia del hombre que resucitó Apple

jobs stanford
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Sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Las agencias de noticias anunciaron que Steve Jobs, el presidente de Apple, había sido hospitalizado, y las acciones perdieron casi un 7% en la Bolsa de Frankfurt. La de Nueva York estaba de vacaciones.

No hay muchas compañías del mundo que puedan presumir de que, si su presidente se pone pachucho, los inversores lloran en la bolsa. Porque esa caída es una forma de llorar.

Jobs, que el mes próximo cumple 56 años, está mal desde hace algún tiempo. Se ve que físicamente está desmejorado cuando comparece en las charlas habituales de presentación de novedades de Apple. Y el mundo contiene la respiración cada vez que le ve en público. Tan flaco, tan enjuto, tan dolorido... En agosto de 2008, la agencia de noticias Bloomberg le mató en una nota que fue distribuida por equivocación. Era el típico obituario que los medios preparan cuando sospechan que alguien se va a ir al otro mundo. Pero Jobs no se fue.

Steve Jobs sufrió un cáncer de páncreas hace años, en 2004, lo cual dio pie a una de las más emotivas charlas de un ejecutivo en la historia del mundo empresarial. Esa charla navega por YouTube. Es bastante larga, pero resume una vida. Se trata del discurso de 2005 en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford, la universidad de la que se fue Jobs sin graduarse.

Ese discurso se estudia en muchas escuelas de negocios por su mensaje. Se estudia en academias de oratoria por su belleza expresiva. Se estudia porque es una lección vital.

Se resume en tres "historias de mi vida", dice Jobs. La primera, cuando sus padres le aborrecieron y buscaron a otra familia que lo cuidara. No había nacido aún. "Tenemos un hijo no esperado. ¿Lo quieren ustedes?", preguntaron los padres biológicos de Jobs a una familia de adoptantes.

La segunda, cuando en 1984 lo echaron de Apple, la empresa que él fundó. Jobs había nombrado como consejero delegado al ex presidente de Pepsi Cola, John Sculley. Y este mismo hombre le echó a la calle con el apoyo del consejo de administración, que pensaba que Jobs no sabía dirigir empresas.

Jobs regresaría en 1996 y resucitaría la empresa, que estaba moribunda.

Y la tercera historia versa sobre un hecho terrible: en 2004 le anunciaron que solo viviría seis meses a causa de un cáncer de páncreas. Esta es la lección más importante porque a raíz de aquello se prometió vivir cada día "como si fuera el último".

Resultó que el cáncer de páncreas de Jobs era una modalidad no mortal, pero eso lo descubrió un médico en una revisión rutinaria, cuando Jobs ya estaba asumiendo su destino final.

Desde entonces, la empresa de Jobs ha asombrado al mundo con sus productos. Se ha convertido en una de las mayores empresas del mundo por capitalización bursátil gracias a Jobs. Ha dado una lección de supervivencia.

En 2009 tuvo que someterse a una operación de trasplante de  hígado y los rumores volvieron a sacudir el valor en bolsa.

Eso demostró, como ahora, que su presencia es tan importante, que cualquier enfermedad hace pensar que si Jobs no está, Apple se podría ir a la porra. Es el hombre asociado a la marca. El hombre parece más fuerte que la marca.

No Jobs, No Future.

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