OPINION

Un joven periodista explica cómo desarrolló su supermemoria y en qué nos equivocamos

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El 16 de marzo de 2005 el joven periodista norteamericano Joshua Foer publicó un artículo en Slate que atrapó la atención de muchos lectores. "No me olvides" (Forget me not).

Foer, un desconocido especialista en temas científicos, explicaba en ese lejano artículo algo tan deseado como la obtención de una supermemoria. "Cómo ganar el campeonato de EEUU de memoria", decía en el subtítulo.

"Para alcanzar el rango de gran maestro de la memoria", decía Foer, "debes ser capaz de realizar tres hazañas aparentemente sobrehumanas. Tienes que memorizar 1.000 dígitos en menos de una hora; el orden preciso de 10 mazos de naipes en la misma cantidad de tiempo, y una baraja en menos de dos minutos".

Foer enunciaba a continuación los nombres de los campeones mundiales de esta rara especialidad, pero lo que le interesaba a la gente era saber si Foer era capaz de convencerles de que había una técnica aprendible y alcanzable. La había.

"El cerebro no está construido para recordar símbolos abstractos como los números y las cartas, pero sí se puede traducir los símbolos en imágenes visuales... La clave es desarrollar un sistema que permita codificarlo rápidamente y que sea fácil de recordar".

Foer no sólo escribió el artículo sino que vendió por adelantado los derechos del libro por 1,2 millones de dólares. Tenía 23 años. Y ese libro acaba de salir ahora en EEUU. Se llama "Moonwalking with Einstein" (Paseo por la luna con Einstein), con el subtítulo de "El Arte y la Ciencia de Recordar Todo". Editorial Penguin (26 dólares).  El crítico de libros de NY Times lo elogia porque dice que su estilo es como el de Oliver Sacks, el célebre divulgador científico.

Pero hay más: Foer es uno de los campeones norteamericanos de la supermemoria. Durante un año puso en práctica las enseñanzas de un gran maestro (su entrenador personal, Ed Cooke), y subió al podio de los mejores artistas de la memoria. Ganó en 2006 un premio por memorizar un mazo de 52 cartas en 1 minuto 40 segundos.

Y aquí viene una parte importante porque el joven Foer afirma que en nuestra época estamos cometiendo un grave error pues estamos "externalizando la memoria" con medios digitales, con fotografías y con libros, de modo que no movemos este importante músculo humano. El joven científico denomina "palacio de la memoria" a esa zona del cerebro que almacena saber en forma de imágenes y que estamos abandonando.

En la antigüedad, cuando no existía la escritura, los seres humanos tenían que utilizar su propio cerebro para almacenar información. El hecho de recordar algo era una celebración. Cualquier estudiante de Historia de la Antigua Grecia sabe que todos los años, los niños griegos tenían que recitar de memoria las obras de Homero en las plazas públicas. Miles de líneas memorizadas y declamadas.

La belleza del libro de Foer se basa en que es una historia de la forma en que los humanos recordábamos el pasado. Un libro erudito y divertido, pero también que impulsa a reflexionar sobre ese olvidado arte. Seguro que en pocos meses lo vemos en las librerías españolas.

(mi Twitter @ojomagico)

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