OPINION

Todo lo que sucedió gracias a las acampadas

manifa mano
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Llevamos una semana en los hogares, en los medios de comunicación, en los partidos, en las tertulias y en los bares hablando sobre las acampadas: por un lado, que si tienen razón, que si por fin nos agitan las conciencias,que si estamos todos con ellos, que si hay que nacionalizar la banca, que si son unos idealistas modernos, que si los partidos no nos representan, que si la juventud no tiene futuro, ni empleo, ni vivienda... Por otro, que si están piraos, que si son unos niños, que si le estamos dando mucha importancia, que si se olvidan de las pymes, que si es una locura nacionalizar la banca, que si están manipulados, que si al final esto se desinflará...

¡Aleluya! Estos chicos ya lo han logrado: nos han puesto a todos a opinar con más intensidad sobre cómo arreglar el país, sobre política, sobre el interés público, sobre economía, el sistema de votos, los partidos, la corrupción, y hasta sobre la juventud y sus ideales.

Sin ellos, habríamos pasado la semana escuchando los discursos de siempre, salidos de la boca de los políticos de siempre ("Prometo que...").

He aquí algunas razones de por qué hemos dar las gracias a las acampadas:

Gracias a ellos discutimos en los hogares de algo más interesante que de fútbol o el botox.

Gracias a ellos estamos viendo los informativos de televisión con más interés.

Gracias a ellos devoramos las columnas de opinión (a favor o en contra), en periódicos de papel, en digitales.

Gracias a ellos las redes sociales se han convertido más que nunca en hervideros de debates, opiniones, críticas, como si fuera el areópago digital.

Gracias a ellos vemos con más interés los programas de debate (desde Al Rojo Vivo en La Sexta hasta el Gato de Intereconomía).

Gracias a ellos estamos discutiendo sobre el papel de la banca, el gobierno, las instituciones, los partidos, la justicia y los políticos con más pasión que nunca.

Gracias a ellos muchos que no pensaban reflexionar están reflexionando.

Gracias a ellos la jornada de reflexión ha servido para enzarzarnos a muchos al mismo tiempo en un gran debate local, municipal y hasta nacional por primera vez en la historia.

Los que piensen que esto es un bluff y que se desinflará en un idealismo infantil, no se han dado cuenta de que ya ha cumplido su misión: nos han obligado a debatir. No sabemos en qué grado, pero desde luego, más que antes. Y no en conversaciones aisladas en un bar, sino sabiendo que buena parte del país (no sabemos en qué proporción) estaba haciendo lo mismo al mismo tiempo: debatir.

Por todo eso, la acampada puede desmontar el chiringuito y decir: misión cumplida.

.Mi Twitter @ojomagico

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