OPINION

Cierren la boca a Krugman y a Roubini

En agosto de 2005, cuando la inmensa mayoría de los terrícolas apenas olían la crisis ni sus causas, Paul Krugman escribió una denuncia en las páginas de The New York Times  contra Alan Greenspan por permitir los productos alternativos basados en hipotecas. Acertó.

Krugman vaticinó hace un par de días que Grecia se saldrá del euro y que en España habrá una huida de capitales a Alemania. Lo dijo en su blog. ¿Acertará esta vez?

Krugman ha estado varias veces en España y desde que obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 2004 es un gurú para este país.

En 2008 le dieron el Nobel de Economía. Krugman cobraba 30.000 dólares por charla y escribía atinados comentarios en los periódicos. A partir de entonces, su caché subió a 100.000 euros, según me confirmaron en la Fundación Rafael del Pino. Y en España pasó de gurú a supergurú.

Y ese es el peligro. Nos creemos tanto sus opiniones que al final puede suceder lo que los norteamericanos llaman la 'self-fulfillment theory', la teoría que se autocumple.

Como es una persona importante, hay que darle cancha en los periódicos. Nosotros lo hicimos en lainformacion.com hace dos días, pero luego nos quedamos con mal sabor de boca. Nos sentimos cómplices de la situación 'aprieten el botón de pánico que esto se hunde'.

Por eso creo que a veces, los medios deberíamos ser menos provincianos y meter esas declaraciones ahí al fondo a la izquierda, en su sitio, donde no se vea mucho. Sobre todo cuando se trata de un post de 17 líneas sin un solo dato económico. Colgó un video de la opera wagneriana 'La caída de los dioses', tituló su post 'Eurodämmerung' (la caída de Europa) y listo.

Le damos demasiada cancha a este economista, que por cierto, está promoviendo ahora su último libro llamado 'Acaben con esta crisis, ya'. ¿Sería tan catastrofista si España y Grecia fueran los estados 52 y 53 de los Estados Unidos de América? ¿Pediría que salieran del dólar? Temo que no.

Roubini el catastrofista

Algo parecido nos pasa con Nouriel Roubini. Se hizo famoso por adelantar la crisis financiera. Fue durante una charla en 2006. La gente se reía pero este economista de origen iraní acertó.

Desde entonces, Roubini es otro de esos gurús a los que estamos obligados a prestar atención. Especialmente si dice lo mismo que Krugman: Grecia se saldrá del euro, España se hundirá..

Pero Roubini se equivocó muchas veces antes de ser famoso. Decía una cosa y su contraria en plazos de semanas. The Guardian le dedicó una pieza en 2008 mostrando la cantidad de contradicciones.

Muchos economistas españoles vaticinaron la crisis: Feito, Garicano, Pampillón... Pero claro, como eran de aquí al lado, pues ni caso. Si se hubieran llamado Feitovich, Garicanson o Von Pampillon sería otra cosa.

Ahora Roubini es un destacado columnista en cientos de medios del mundo. Da charlas y conferencias por las que cobra mucho más de lo que cobraba en 2005, cuando era un desconocido. Le ha pasado lo mismo: ya que soy famoso, voy a decir alguna predicción importante a ver si me hago más famoso.

Escribió un libro sobre la crisis que tenía capítulos pasables, sobre todo, tratándose de un gurú importante. No se esforzó mucho.

Por eso, los periodistas y en general los españoles no deberíamos caer en el síndrome del paleto que llega a la gran ciudad. No nos quedemos boquiabiertos por lo que dice un economista extranjero. Las cosas hay que razonarlas.

Encima, hacemos caso a los españoles que no aciertan.

Hace tres años, Santiago Niño Becerra dijo que en 2010 este país se colapsaría. Lo tituló "El crash de 2010". Bien. Ya han pasado dos años. Estamos mal pero no nos hemos colapsado aún. Estamos mal desde 2008. Pero a Niño Becerra le siguen invitando a charlas donde cobra por hablar sobre la terrible situación económica. Y ha escrito otro libro.

Quizá todos ellos acierten algún día. Puede ser. Pero cada vez que doy cancha a sus vaticinios  siento que también les estoy ayudando a que se cumplan. Gurús, los justos.

@ojomagico

Mostrar comentarios