OPINION

Del tráfico de cigarrillos al euro: cómo levantarse de la más absoluta miseria

alemania año cero eva
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En 1948 Roberto Rosellini rodó una película considerada hoy obra maestra: "Alemania, año cero". Fue rodada en las ruinas de Berlín. Ideal para el nacimiento del neorrealismo italiano, ese cine que usaba decorados naturales, actores no profesionales y guiones basados en los desfavorecidos.

Los Kohler son unos alemanes empobrecidos. Eva, una de las protagonistas de la cinta, busca cigarrillos tratando de no prostituirse. ¿Cigarrillos? Era la moneda de cambio. Más potente que cualquier papel moneda, servía para comprar productos en el mercado negro.

Berlín estaba ocupada por cuatro potencias: la URSS, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Cada una emitía su moneda de cambio, lo cual convertía aquella ciudad en un maléfico circo financiero. La directiva americana de la Joint Chiefs of Staff 1067 expresaba que no había que ayudar a Alemania a rehacer su estructura financiera.

Cansado de tanta prostitución, humillación, inflación y de la falta de independencia financiera, el 20 de junio de 1948, el presidente alemán Ludwig Erhard aprobó  una ley que impulsaba el nacimiento del marco alemán. Semanas después abolió las leyes económicas alemanas que aún seguían vigentes. Lo hizo un domingo, cuando todas las oficinas aliadas estaban cerradas. El lunes ya era muy tarde para las potencias vencedoras dar marcha atrás. Era el nacimiento del D-Mark, el marco alemán.

Rusia respondió cerrando las fronteras. Berlín, muchos no lo recuerdan, estaba rodeada por territorio ya sovietizado. Los aliados montaron entonces el primer puente aéreo civil de la historia. Llevaron por medio de aviones diariamente comida, bebidas y algo crucial: marcos alemanes. Imprimieron la nueva moneda y la distribuyeron en Berlín para dotar a la ciudad de un papel de cambio propio.

Masa de dinero que cae del cielo

Al mismo tiempo, Estados Unidos aprobó el Plan Marshall, que inyectó en Europa miles de millones de dólares en dinero y en tecnología. A cambio impuso sus medidas: abrir la economía a otros productos (americanos), modernizar las industrias, eliminar barreras al comercio. A Alemania llegaron 1.300 millones de dólares. Pero todos los países europeos a este lado del Telón, tuvieron que hacer reformas para recibir dinero. Unos 13.000 millones. Desde Gran Bretaña hasta Grecia.

En esos momentos las fábricas europeas estaban devastadas. Las carreteras estaban agujereadas. Puertos y aeropuertos, destruidos. Vías de tren cortadas. Las flotas mercantes estaban varios metros bajo el mar. Habían perecido 50 millones de personas.

La inyección en masa de dinero del Plan Marshall ayudó a la salvación de una Europa literalmente laminada. Algunos historiadores opinan que de allí nacieron las raíces del Mercado Común, es decir, de la actual Unión Europea. Y del euro.

España hoy

Y ahora, comparemos esa Europa con la situación de España ahora, en concreto. Nuestras fábricas están relucientes. Nuestras carreteras están recién estrenadas. Nuestras vías de tren no han sufrido rasguños. Nuestras flotas están brillantes. Nuestros puertos y aeropuertos han sido ampliados y remozados. Nuestros sistemas comerciales y financieros están esperando que alguien apriete un botón. Nuestra moneda es fiable.

Pero no nos prestan dinero. Por eso nuestra economía no puede despegar.

En serio, ¿cuesta tanto confiar en un país que ha hecho la más rápida transformación de infraestructuras de su historia? ¿Acaso no es de fiar un país que es uno de los mayores fabricantes de coches de Europa y la segunda potencia turística mundial?

Sería bueno enviar algunos libros de historia del siglo XX a los que todavía piensan que poner un euro en España no es un buen negocio.

Esto no es "España año cero".

@ojomagico

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