OPINION

La peligrosa moda de convertirse de repente en un emprendedor

"Ahora está de moda convertirse en emprendedor", me decía un añejo empresario hace poco. "Primero, nadie les enseña que esto no es una moda, y por eso se pegan un tortazo y abandonan; y segundo, antes lo llamábamos ser 'empresario'. ¿A qué viene eso de emprendedor?".

Parece como si alguien hubiera puesto un cartel que dijera: "Está usted entrando en España, país de emprendedores". En los medios de comunicación, aparecen a cada rato jóvenes que han emprendido una aventura montando cines alternativos donde se sirven cerveza artesanal, otros que inventan una aplicación para Android, unos que ponen en contacto a personas que buscan empleo con otras que lo ofrecen, y hasta las editoriales han notado un tirón en los libros de emprendedores. ¡Imparable!

"[Estos libros] responden a una demanda cuyos principales protagonistas son jóvenes que saben que no van a encontrar trabajo y deben, simplemente, inventárselo", dice Roger Domingo, director editorial de Deusto, Alienta, Gestion2000 y Para Dummies. ¿Quiénes compran esos libros sobre todo? "Víctimas de un ERE o similar que capitalizan el paro para montar un negocio, o bien gente que cree que en su empresa tiene los días contados y empieza a planificar montárselo por su cuenta".

Por ejemplo,  Deusto y Gestión 2000 acaban de sacar una serie de libros para montar empresas. "El libro de los emprendedores", "Quiénes son, cómo piensan y cómo trabajan nuestros mejores emprendedores", "Cómo hacer un business plan en una semana"... Y según Domingo, estos libros nacen "porque hay un tirón".

Además, hay ambiente favorable a emprender, fomentado por la ley del emprendedor y por las ganas que tiene el gobierno de que alguien cree puestos de trabajo (porque ellos, nada). Vivimos en una euforia emprendedora: cada vez hay más altas de autónomos, lo cual es una buena noticia pero...

Emprender no es coser y cantar. Ser empresario es una mezcla de cabezonería, indestructibilidad ante las dificultades, entusiasmo por una idea y sacrificio permanente. Si no se tienen estas cualidades, la moda puede ser peligrosa: antes de tres años, esa empresa ha cerrado.

Aparte de leer muchos libros sobre este arte de emprender (entre ellos, que no falte "El libro negro del emprendedor" de Fernando Trías de Bes), no estaría mal que los valientes hicieran un repaso de cómo fue la vida de los empresarios españoles de los años cincuenta y sesenta.

Les recomendaría que investigaran la vida de Emiliano Revilla (secuestrado por ETA), Tomás Pascual (que iba a vender leche a los hipermercados con una bolsa pegada al abdomen que recogía sus detritus), y hasta de Justo Yúfera, un hombre que me dio uno de los mejores titulares que recuerdo en mi vida. "Pensé que no servía para nada".

Yúfera y otro socio montaron una empresa de transporte urgente ¡en los años cuarenta! Y fracasó porque los fabricantes le decían: "¿Y yo para qué quiero que esto esté en Barcelona mañana? Puedo esperar". Fue a Guinea, trató de comerciar con madera, fracasó. Volvió a España hundido. Y entonces decidió retomar la empresa de transporte urgente, la llamó Seur y se convirtió en una de las más poderosas.

Cuando alguien le comentaba qué suerte había tenido con aquella idea, Yúfera se giraba y decía. "¡Qué casualidad: cuanto más trabajo, más suerte tengo!".

La suerte, parafraseando a Picasso, siempre te pilla trabajando.

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