No he sido de los más pesimistas durante la crisis. Pero ante el triunfalismo reinante, me dan ganas de serlo. Nuestro gobierno se ha apuntado al siguiente mensaje: "Cautiva y desarmada la depresión económica, las tropas de la recuperación han alcanzado sus últimos objetivos. La crisis ha terminado".
¿Perdón?
El Eurogrupo ha dicho que el rescate de la banca española ha terminado. Bueno, en enero.
Rajoy, De Guindos, Montoro y otros más afirman que lo peor ha pasado.
Amigos, si miramos al horizonte, sólo veremos el arcoiris de la esperanza, y el cielo de la recuperación.
¿Es eso lo que quieren que creamos?
No quisiera aguar la fiesta pero en las últimas semanas hemos conocido el cierre de Fagor, una empresa que pensábamos que era invulnerable. Y los recortes en Panrico. No quiero contar el número de medianas y pequeñas empresas que van a sufrir la reacción en cadena de esos dos traumas.
Las pymes de este país no se han recuperado de la crisis. Han cerrado. Miles. Cientos de miles. Esas que dan el 90% del empleo. Y siguen cerrando. Miren las estadísticas del INE.
Comprendo que el gobierno y las grandes empresas quieran crear un ambiente de optimismo para ayudar a salir de la crisis más rápidamente. Pero tengo la ligera impresión de que se están pasando de la raya, como cuando el presidente de BBVA dijo ayer que el año que viene íbamos a crecer un 3%. ¿Cómo? ¿Vamos a pasar del 0,1 de este trimestre a 3%? Diablos, Harry Potter está con nosotros y no nos habíamos enterado.
Por respeto a los que están en la cola de paro, deberían de ser más cautos a la hora de declarar su triunfalismo. Si no, envíen las cámaras de TV al Inem, a ver qué les cuentan los parados.
Menos lobos, caperucita, que queda mucha crisis por delante.
@ojomagico
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