Un Goya para Coca Cola por "Nunca imaginé que esto me podía pasar"

Más de 3,5 millones de espectadores vieron la gala de los Premios Goya y a un grupo de trabajadores de Coca Cola que se apostó en la entrada con pegatinas y carteles. Protestaban por el cierre de cuatro embotelladoras en España.

Si alguien no se ha enterado de qué está pasando en Coca Cola, ayer se terminó de enterar.

Muchas cafeterías y bares de Alicante se han negado a servir Coca Cola. Y me consta que mucha gente de derechas y votante del PP ha dejado de comprar Coca Cola, y hasta han subido imágenes contra la empresa de bebidas (como la que figura aquí al lado).

A ello se unió el ministro de Economía a quien se le escapó que algunas multinacionales no pagaban los impuestos que debían pagar.

En este momento, en Coca Cola España y en Atlanta, la reflexión debe ser algo como: "Nunca pensé que esto me podía pasar".

¿De dónde viene este lío?

Desde hace tiempo, las siete empresas (con once embotelladoras) en España estaban planeando crear una sola compañía y reorganizar la producción.

Las empresas están en manos de españoles, que pagan a Coca Cola un royalty por las ventas

Cuando las empresas decidieron formar Coca Cola Iberian Partners, pasaron algunas cosas que tenían que pasar:  procedieron a anunciar el cierre de cuatro plantas y a anunciar que eso afectaba a 1.250 personas. No es que perdieran dinero. Es que esperaban ser más rentables pues entre los planes está atacar a fondo el mercado europeo desde España. Además, gran parte de las siete plantas están produciendo por debajo de su capacidad.

¿Por qué había once embotelladoras en España cuando hay solo cinco en Francia o seis en Gran Bretaña, países que tienen más habitantes?

Porque la orografía española y las carreteras han sido los grandes obstáculos para distribuir bebidas en España. Antes, eso se compensaba abriendo embotelladoras en puntos alejados, porque era más barato fabricar en el sitio que trasladar los refrescos por montañas y malas carreteras. Pero ahora España cuenta con una de las mejores redes de carreteras del mundo. Ergo...

Además, las cuentas de Coca Cola no progresan adecuadamente. En Francia y en Alemania ha habido que recortar 500 personas desde 2012 porque las ventas no han sido las esperadas, según informaba challenges.fr. En toda Europa, la empresa pretende sacrificar empleados ante la caída de la rentabilidad y las ventas.

En España se ha procedido a una fusión que produce un excedente laboral de 1.250 personas. Unos 700 serán despedidos (con prejubilaciones y salidas directas) y 500 recolocados.

Y aquí viene la paradoja. A los despedidos Coca Cola les ofrece 30 días por año trabajado, con un máximo de 18 mensualidades. Es muy difícil que el ERE lo acepte un juez o el Ministerio de Trabajo pues Coca Cola es rentable.

Gracias a la movilización sindical, al apoyo popular, a la repercusión mediática y a que la empresa gana dinero, los despedidos obtendrán mejores condiciones.

Hay que reconocer que la movilización sindical ha sido eficiente. Si uno pone ahora en Google en español la palabra "coca cola" se encuentra con una batería de malas noticias, movilizaciones, protestas... y hasta se ha colado la polémica en los Goya. Desde Atlanta, alguien estará diciendo que hay que quitarse este marrón de encima, pagar lo que sea y cerrar el asunto.

Es un golpe duro para la marca, para la identidad corporativa y para la responsabilidad social que la empresa había construido durante años. Y aquí viene lo injusto: Coca Cola ha dado dinero a causas sociales, ha repartido camiones enteros de productos en colegios, ha participado en multitud de iniciativas... También ha creado más de 4.000 puestos de trabajo y es un producto popular.

Una persona vinculada a Coca Cola me comentaba que cuando pasan estos conflictos, la gente olvida las otras cosas que ha hecho la empresa.

Pero en estos momentos todo eso queda oculto por una decisión estratégica, que se ha planteado en el peor momento y en un país que no ha salido de la crisis.

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