El presidente Maduro llamó "parásito" al director de Toyota en Venezuela. El insulto se debió a que el director de Toyota había previsto cerrar la planta de la empresa automovilística este día 13 porque ya no tiene repuestos. No hay dólares para importar esos repuestos.
En lugar de buscar vías de diálogo, el presidente se dedicó a insultar y a amenazar a Toyota.
A escala mundial, Toyota es casi un país: es el mayor fabricante de vehículos del mundo, sus ventas son de 252.000 millones de dólares, mientras que el PIB de Venezuela es de 382.000 millones.
Para los japoneses, Venezuela no es un país estratégico. Apenas se venden coches. De modo que a partir del cierre, ¿quiénes van a sufrir? ¿Los japoneses? No, los trabajadores de la planta de Cumaná, en Venezuela.
Esa postura antiempresarial es la gran responsable de la crisis de abastecimiento de Venezuela, de la inflación y del desastre.
Pero a los chavistas les da igual que se pierdan puestos de trabajo porque los culpables son los empresarios. Chávez amenazó también en directo con nacionalizar el BBVA, que en Venezuela trabaja con la marca Provincial.
Los chavistas han demonizado a los empresarios. Para ellos son parásitos. Basta poner en Google "Venezuela expropiaciones" para encontrarse con multitud de compañías que han sufrido los desmanes del gobierno.
Muchas españolas, por cierto. Agroisleña ahora se llama Agropatria y era la mayor empresa agrícola del país. Fue fundada hace 52 años por el empresario canario Enrique Fraga, a quien le sucedió su hijo Luis Enrique Fraga, hasta que la empresa fue expropiada hace cuatro años. Contaba con8 silos, 60 sucursales y suministraba tecnología y productos agroquímicos. Sus operaciones suponían el 70% de los ingresos de las explotaciones agrícolas del país. Y financiaba financiamiento a más de 18.000 productores agrícolas.
Pero ahora, en manos chavistas, la producción ha caído. La prueba es que en Venezuela hay una profunda escasez de alimentos.
Ahora bien, los empresarios al final pueden rehacerse en otros países, pueden huir y empezar de nuevo porque para eso son empresarios, tienen más posibilidades. ¿Y los trabajadores? ¿Las familias humildes?
Cuando el gobierno maltrata a los empresarios, pequeños, medianos o grandes, al final quien lo acaba pagando es el pueblo.
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