OPINION

Un periodista español sale de viaje por América Latina y escribe un libro incómodo

Captura de pantalla 2014-06-12 a la(s) 18.07.10
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Los libros que intentan explicar lo que pasa en América Latina se dividen entre los escritos por neoliberales y los escritos por sociólogos de izquierdas.

Los primeros fallan porque toman como modelo a EEUU y se saltan el capítulo de los pobres y los indígenas. Lo segundos fallan porque idealizan los gobiernos progresistas, y se saltan el capítulo de Cuba.

De ahí no salimos.

Ahora imaginen que un partidario de los gobiernos progresistas se da una vuelta por México, Colombia, Venezuela, Cuba, Ecuador, Brasil y Bolivia.

Y ahora imaginen que ese periodista-escritor tiene una sólida formación económica y se fía de lo que ve y de lo que puede contrastar con datos económicos. Es decir, si la gente come de verdad, si hay inflación, si se vive mejor o peor, si hay sanidad... El periodista no oculta sus sueños pues ya en el subtítulo del libro anuncia "cómo los peones se están apoderando de la finca".

Pero tampoco oculta que muchos gobernantes como Evo Morales, los Castro, o Hugo Chávez han fracasado en serios aspectos económicos, y al final acaban dañando a los pobres y a los indígenas.

Pues bien, esa persona es Mark Aguirre, que ha escrito un libro llamado Una América Latina inconveniente (editorial El Viejo Topo). Ha entrevistado a decenas de personas en esos países, a ricos y pobres, a indígenas o criollos, a descendientes de españoles o mulatos.

Por ejemplo, en Venezuela no se ha conformado con el hermoso paisaje de las Misiones de Hugo Chávez que, sin discusión, alfabetizó a millones de personas y dio servicios sociales a miles de barrios, sino que también ha expuesto la corrupción de los chavistas y la desastrosa gestión de los fondos públicos.

En Bolivia y en Ecuador, valora las preocupaciones de Evo Morales y Rafael Correa de mejorar la vida de los indígenas, pero expone el testimonio de esos indígenas que se han sentido traicionados, y cómo las empresas madereras, caucheras o petroleras siguen esquilmándoles y hasta matándoles.

Conozco a Mark desde que era el corresponsal de El Mundo en Pekín. Mark ha vivido muchos años en México, en EEUU, en Yemen, y ahora está en Maputo, en Mozambique. Ha escrito varios libros, uno de ellos llamado China: el capitalismo rojo.

El capítulo que ha escrito sobre Venezuela me ha parecido un ejemplo de honestidad periodística, porque se ha molestado en visitar los barrios 'de ricos'  y comprobar que viven cada vez peor, asediados por la inseguridad y el miedo, pero también ha pateado los barrios pobres como el '23 de enero', y ha podido hablar con los concejos comunales, y ver por qué son tan fieles al chavismo... y cómo critican a los que se lucran con el chavismo. Muchos periodistas que escriben sobre Venezuela no se meten en los barrios de ranchitos para saber la realidad.

Me recordó el libro de García Márquez De viaje por los países socialistas, donde contó sin tapujos las paradojas de las dictaduras socialistas.

Insisto: el libro no es el típico libro donde los prejuicios del autor ocultan la realidad. Hay cifras y datos económicos y sociológicos para aburrir, todos sacados de fuentes de máxima credibilidad. Y están los testimonios: algunos crudos.

Es verdad que en algunos pasajes, a mi juicio, Mark se deja influir un poco por sus ideas (¿qué periodista no se deja influir?), pero al final, sobresale la vena periodística, como cuando un cubano le confiesa que está satisfecho de que su hija reciba educación y sanidad gratuitas, pero que está todo el día haciendo cola pues "papel higiénico, no consigo nunca". (Parece endémico de los sistemas progresistas y hasta habría que hacer una tesis doctoral sobre el papel higiénico).

Sobre todo, es un libro que describe la verdad de los más pobres: vivían mal y siguen viviendo mal. Sus problemas no los arreglaron los gobiernos anteriores y no lo han arreglado los actuales.

Mi impresión es que América Latina, continente donde nací, sigue sin solucionar sus graves diferencias sociales. Mientras subsistan, seguirán saliendo redentores. Eso es bueno. Lo malo es que, por alguna razón que desconozco, acaban hundiendo más a los países como ha sucedido con la Venezuela de Hugo Chávez o la Cuba de Castro.

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