OPINION

Esta economista norteamericana se ha convertido en el terror de los banqueros

anat admati
anat admati

"Cuando ella habla, los bancos tiemblan".

Así se titulaba un artículo de The New York Times sobre las ideas temibles de Anat Admati, profesora de finanzas de la universidad de Stanford y a la que el presidente Obama presta cada vez más atención.

Obama la invitó a una cena íntima con otros cinco economistas, y Admati le regaló una copia de su último libro: El nuevo traje de los banqueros: qué funciona mal en los bancos y qué hacer con ellos. Para la banca, ese título debería estar en el Index Librorum Prohibitorum.

La tesis de Admati es así de sencilla: los bancos manejan un dinero que no es de su propiedad y, por lo tanto no les importa asumir muchos riesgos, los cuales mantienen a la economía estrangulada. ¿La solución? Hacer que se comporten como otras empresas, obligándoles a reducir drásticamente su dependencia de dinero prestado.

Bastaría, según ella, que aumentasen sus reservas hasta el 30% , seis veces más que el promedio actual de los bancos más grandes de Estados Unidos.

¿A qué se refiere?

Supongamos que usted pide prestado cinco millones de euros a varios amigos y con ello invierte en Bolsa, en una empresa de perfumes y en una granja de pollos. Los tres negocios fracasan. ¿Cómo devuelve el dinero? Los amigos (que ya no lo son tanto) le dirán que venda sus propiedades y haga caja.

Pero usted solo tiene una casa en la playa y con eso no saca ni 200.000 euros. Su riesgo era muy alto y sus recursos muy bajos. Usted se arriesgó demasiado porque el dinero no era suyo, está en quiebra y pone en aprietos a sus amigos.

Para que los bancos puedan responder a crisis, fracasos, quiebras, hundimientos de bolsa y más cosas, hay unas normas que les exigen reforzar sus recursos propios (por decirlo así, tener más pisos en la playa).

Pero, claro, si tienen que destinar más dinero asegurar sus recursos propios, ganarán menos. "Oh, no", dicen los bancos. "Eso es un crimen". Y amenazan diciendo que eso supondrá tipos de interés más altos para sus clientes, menos préstamos e incluso la desaceleración económica.

Puede ser, dice Admati, pero los ahorros de los clientes en los bancos estarán más seguros. Le gusta usar el ejemplo de los límites de velocidad. En una entrevista, Admati dijo. "Básicamente, el mercado ha decidido que no se debe conducir a más de 70 millas por hora, pero aparecen estos grandes camiones [los bancos] con la carga más explosiva, y encima están conduciendo a casi 100 millas por hora".

La idea ha gustado al vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fisher, que la ha calificado de "vigorosa". Admati ha sido invitada a declarar ante el influyente Comité de Banca del Senado, para prevenir otra catástrofe como la causada por las armas financieras de destrucción masiva en la que invirtieron los bancos en los años locos.

"Tenemos un mal sistema", dijo Admati. "No hay justificación para esto: ninguna. Y si nos quedamos ahí, con ese status quo, entonces sufriremos las consecuencias".

La aventura de Admati comenzó cuando estalló la crisis de 2008. Hasta entonces se dedicaba a examinar complejos modelos económicos. Pero  tras aquella debacle provocada por el sistema financiero, se puso a hacer preguntas a otros colegas: "Era como si un médico de otra disciplina se acercara un día a la sala de urgencias", afirma a The New York Times. Y como lo que vio no le gustó nada, se hizo preguntas básicas.

¿Cómo es posible que a los bancos apenas se les exijan colchones financieros, y que a las empresas privadas les exija mucho más? ¿Por qué se les permite a los bancos tener tanta libertad?

Como no encontraba respuestas, en 2010 le comentó a un colega de universidad. "Algo está muy mal. Nunca he oído tantas tonterías en toda mi vida". Las explicaciones que le daba el sistema financiero eran ridículas. Iban en contra del sentido común. "Es como si dijeran que la gravedad no es una fuerza de la naturaleza".

Entonces, se puso a trabajar con un economista alemán de la Universidad de Bonn, Martin Hellwig, y juntos escribieron El nuevo traje de los banqueros. (The bankers' new clothes).

Para dar más impulso a su causa, convenció a relevantes mujeres de la economía para que le ayudaran. Lograron publicar una carta firmada por 19 mujeres en Financial Times donde denunciaban las prácticas bancarias, sobre todo esa ley no escrita por la cual los bancos tenían manga ancha para manejar el dinero, y con ello provocaban crisis mundiales.

Cuando leyó esta carta, el presidente del Citibank le respondió diciendo que "lo último que necesita la economía mundial ahora es otro frenazo".

Admati ha seguido con su causa prestando declaración ante el Comité del Banca del Senado de EEUU pero confiesa que no le han hecho mucho caso. ¿Poderes ocultos? Puede ser. Pero está consiguiendo que otro poder, la prensa, le preste cada vez más atención como la nueva Robin Hood de los ahorradores.

(Esta es una charla de Admati en TEDxStanford)

http://youtu.be/s_I4vx7gHPQ

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