OPINION

Los dos sistemas que se enfrentan en el siglo XXI: ¿participar o comercializar?

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¿Estamos asistiendo al choque de dos sistemas?

De un lado,  el valor de la participación, lo gratuito, el altruismo, la colaboración, el caos, la informalidad, es decir, esa cultura que ha ido desarrollando con internet en los últimos 20 años y en la que se han formado los más jóvenes.

¿Cómo es esa cultura participativa?

"Existen barreras de entrada relativamente bajas para el compromiso y la participación, hay un fuerte apoyo para compartir tus creaciones con los demás, hay un sistema de tutoría informal donde los participantes veteranos ayudan a los novatos de tren, y hay una sensación de que los demás se preocupan por lo que tú dices y cree". Aunque este párrafo originalmente se escribió para explicar el fenómeno de YouTube, creo que define muy  bien esa nueva cultura que está creciendo 'desde abajo'.

El mundo digital se ha construido en buena parte con iniciativas muy participativas y poco comerciales: los inventores de Wikipedia, Linux o el correo electrónico no cobraron nunca nada por sus creaciones. Muchos servicios desde Twitter a WhatsApp son gratuitos para el cliente. Es otra forma de hacer negocios.

¿Y qué hay en el otro lado?

La cultura de la comercialización, el beneficio, la aventura empresarial, las inversiones rentables, las reglas de los buenos negocios, la eficacia, la seguridad vital, y todo eso que se fue construyendo en los años ochenta, y noventa, y en la que se han formado las personas más adultas.

A pesar de sus defectos, este sistema había demostrado ser muy eficiente. Pero ahora está envenenado por culpa de las tarjetas black de Caja Madrid, la corrupción de los altos cargos, las imputaciones de políticos, empresarios y sindicalistas, los escándalos de famosos, la crisis económica, el rescate de las cajas, la falta de ejemplos, el desempleo...

Por eso, tenemos la impresión como si se estuviera gestando un movimiento 'desde abajo' que va creciendo como una bolsa de nieve, y que puede barrer a todo lo que estaba 'arriba', barrer con la generación de la Transición, y con el modelo de hacer empresas.

¿Se acuerdan del anuncio de Apple de 1984 en el que una chica rompía con un martillo una vieja pantalla? Era la irrupción de los valores juveniles, creativos e informales de Apple a finales de los 70, radicalmente opuestos a los valores establecidos, jerárquicos y tradicionales de IBM.

Algo así estamos viviendo hoy.

http://youtu.be/vNy-7jv0XSc

Un partido novedoso puede irrumpir en la política gracias a la forma de compartir de las redes sociales. Hay jóvenes que tienen más visitas en sus canales de YouTube que muchos programas de TV en prime time. Un pequeño bloguero puede poner de rodillas a cualquier empresa o institución, gracias a que es muy fácil participar y compartir opiniones. Un grupo de personas se une en zonas rurales para crear una red de internet, y al poco tiempo se convierte en la mayor red abierta de wi fi del mundo (guifi.net).

Todo eso ha ido calando en la sociedad para dar la sensación como si la nueva cultura digital y participativa fuera la alternativa a la cultura comercial, más analógica, más tradicional.

Seamos sinceros: no es que los primeros vayan a trabajar gratis y a regalar el producto de su esfuerzo. No es eso. Lo que pasa es que para ellos  es más importante colaborar o ayudar a otros a triunfar, pues creen que algún día les también les ayudarán a ellos.

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