OPINION

Amazon se está convirtiendo en el 'gran pulpo' del comercio mundial

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Sonó el timbre y abrí la puerta. Un empleado de Correos me entregó una caja grande. Venía de Amazon.

Le pregunté si estaba llevando muchas cajas como esas de Amazon. "Tengo el camión lleno", dijo. "Y lo mismo pasa con los camiones de Seur, MRW y otras empresas de transporte".

Libros, cámaras, DVDs, móviles, comida... Excepto pisos, Amazon vende casi todo. Abarca tantas categorías que un periodista de The New Yorker dijo que en lugar de Amazon se debería llamar Pulpo.

Este diciembre va a ser el más frenético de la historia de Amazon en España. La compañía norteamericana ya pasó de 10 millones a 17 millones de euros en ventas en 2013. Este año puede rozar los 25 millones con facilidad. Será la reina de la Navidad.

El volumen de reparto de Amazon ha aumentado a tal ritmo que se ha aliado con Correos, que le ha puesto 2.400 puntos de recogida en todo el país.  ¿Por qué no recogerlo en casa? Porque hay muchos clientes de Amazon en España quiere recoger su 'regalillo' en algún sitio que no sea su casa.

El centro logístico de San Fernando de Henares (Madrid) es tan grande como aquel que salía en En busca del arca perdida de Spielberg. Una nave colosal que mueve decenas de miles de paquetes al día. Han tenido que contratar 400 empleados solo para la campaña navideña. Trabajan en tres turnos los siete días a la semana, según una información de El País. 

62.000 metros cuadrados, 18 kilómetros de estanterías, 4,3 millones de productos almacenados.

En Estados Unidos, el servicio premium (llamado Prime) incluye poder ver películas por la red, rapidez de entrega, y acceso a miles de libros gratis de Sistema de Préstamos. Ya ha empezado a producir programas de televisión y hace premieres y todo.

Además, tienen acceso a un millón de canciones y pueden almacenar sus fotos en los servidores de la compañía.

Porque resulta que Jeff Bezos, el fundador de Amazon, descubrió que tenía tantos ordenadores repartidos por el mundo para almacenar información y peticiones de clientes, que los alquila a empresas compitiendo así con otras grandes compañías que ofrecen almacenamiento de datos.

Muchos dirán, pues este tío se estará forrando. No. La verdad es que Amazon no gana mucho dinero. En el tercer trimestre perdió más de 400 millones de dólares y sus ingresos, que fueron de 20.000 millones de dólares, no impresionaron a los analistas.

En cifras anuales, y si nos ceñimos a 2013, Amazon vende 74.000 millones de dólares y sus beneficios fueron de 274 millones de dólares. ¿Cómo interpretar esto? Pues así: Bezos invierte más y más en ampliar sus mercados, sus clientes, sus países, sus productos distribuidos. Nada de estancarse.

Es decir, Bezos se ha dado cuenta de que está en la delantera de un negocio que crece de forma increíble en el planeta: a medida que tiene más móviles, tabletas, portátiles y PCs, compra más por internet. En el mundo se venden anualmente mil millones de móviles al año, 400 millones de tabletas, y 300 millones de ordenadores. Y sigue subiendo.

¿Por qué dedicarse a ganar dinero cuando el mercado está creciendo más de lo esperado? Pues mejor invertir en logística, productos, informática, servidores y lo que haga falta. Por eso, su negocio abarca cada vez más departamentos y va camino de convertirse en el 'gran pulpo' del comercio planetario. ¿No lo es ya?

Para los clientes, fenomenal.

Para los pequeños autores de libros, estupendo, porque ninguna editorial les hacía caso y Amazon sí.

Para los analistas no tanto: se enfadan con Bezos porque no ven dividendos. Y claro, una empresa que gana poco, no interesa a los especuladores.

Pero hay más gente enfadada con Bezos. Los trabajadores alemanes ya le han plantado varias huelgas por explotación y horarios. Los pequeños comerciantes de todo el mundo protestan porque ellos invierten en tiendas por ejemplo de zapatos, y cuando se pone a vender zapatos, les hace polvo.

El poder de negociación de Bezos con cualquier fabricante, librero, o distribuidor es enorme. Le comparan al padrino, y hasta dicen que siempre te hace ofertas 'que no puedes rechazar'. Y si no la rechazas...

Fue lo que le pasó a Melville House, una pequeña editorial de Brooklyn. Un día Amazon le pidió una mordida por vender sus libros en el portal. Los dueños de Melville House que se definían de 'clase trabajadora', se negaron porque Amazon nunca les decía la cantidad de libros vendidos. De repente desapareció el botón de compra de estos libros en Amazon. Suponían el 8% de las ventas de los pequeños editores así que, como en El Padrino, pagaron la comisión, y el botón apareció de nuevo.

Dueño de The Washington Post, inversor en Business Insider y otras webs de noticias, Bezos está marcando el camino en la relación entre los fabricantes y los clientes. Un reportaje aparecido en Forbes enumeraba las diez reglas del éxito de Bezos. La más llamativa, era que tenía la costumbre de traer una silla vacía a las reuniones y decía que esa silla representaba al cliente. ¿Cómo agradarle?

La silla se transformó en personas de carne y hueso que interpretaban el papel de clientes exigentes, un juego de rol, y se ponían cachondos exigiendo, demandando y protestando. Los ejecutivos temblaban.

Pero las ventas suben, suben y suben.

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