OPINION

La paradoja de la recuperación del empleo y los contratos temporales 'eternos'

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El economista Luis Garicano cuenta la siguiente historia: había aterrizado en la T-4 del aeropuerto de Madrid y al salir se encontró a 300 personas haciendo cola para subirse a un taxi. No faltaban taxis. Al contrario. Había para todos. ¿Por qué se había formado aquella cola inmensa?

Tras preguntar a unos y a otros, los pasajeros le explicaron que los jóvenes que organizaban la subida de pasajeros a los taxis estaban en su primera semana de aprendizaje. "Para cuando lo hacen bien ya han pasado seis meses, la empresa los despide y hay que volver a empezar", dice Garicano en su libro El dilema de España. Se volvían a formar colas.

Eso era culpa de los contrato temporales. Garicano lo llama "la perversa dualidad entre los contratos fijos y temporales".

Es decir, se han creado dos clases sociales: los que tienen empleo fijo y los que lo pierden cada dos por tres. Estos últimos, encima, saben que los van a echar de modo que muchas veces se comportan con enorme apatía.

Ese es precisamente uno de los peores defectos de las cifras de empleo que se dieron a conocer hace poco. Es verdad que el paro se reduce. Es verdad que se crea empleo. Pero aún es más verdad que solo el 8% de los contratos son indefinidos. El resto se tiene que conformar con contratos que pueden esfumarse en seis meses.

¿Se puede formar una familia en esas condiciones?

¿Se puede iniciar a compra de un piso?

La última encuesta del CIS afirmaba que apenas un 3,5% de los españoles estaría dispuesto a comprarse un piso. ¿Quién es el loco que se va a comprar un piso con un contrato temporal?

Eso es lo que explica también que la construcción, uno de los sectores clave en la recuperación económica de España, no levante cabeza.

Los empresarios no hacen contratos indefinidos porque siguen teniendo mucho miedo. La crisis, después de estos siete años de sufrimiento, ha dejado una enorme cicatriz psicológica en los empresarios, que no se quieren comprometer haciendo contratos fijos a pesar de que las indemnizaciones han bajado a su mínimo histórico en caso de despido.

Al final, si realmente queremos una recuperación estable hay que apostar por los contratos fijos.

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