OPINION

El 'dilema del prisionero' aplicado a Grecia

prisones dilemma
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En la teoría de juegos existe una simulación llamada 'el dilema del prisionero' que suele aplicarse a las decisiones humanas.

Consiste en lo siguiente: la policía detiene a dos sospechosos pero como no hay pruebas determinantes, espera que confiesen mientras está encarcelados. Los interroga por separado planteándoles a cada uno estas posibilidades: si uno confiesa y el otro no, el segundo será condenado a 10 años y el primero saldrá en libertad; si uno calla y el cómplice confiesa, entonces el primero recibirá la pena de diez años; si los dos confiesan, los dos serán condenados aunque a una pena de 6 años; si los dos callan, no habrá pruebas y solo se les condenará a una pena reducida de un año. Incluso, uno puede salir en libertad pero...

El dilema está en que cada uno no sabe lo que va a hacer el otro, y cada uno corre el riesgo de pasar 10 años en la cárcel (si sus respuestas son egoístas), o solo un año (si cooperan entre ellos y se callan). ¿Cooperarán o se traicionarán?

Lo mismo está pasando entre Grecia y Alemania (el Eurogrupo). Aplicando la teoría de juegos, estos son los tres escenarios.

-Si Grecia dice que no paga la deuda, y Alemania que sí debe pagar, entonces la bolsa de Grecia se hunde, la prima se dispara, el dinero huye  y a Grecia le será más difícil salir de su caos. Es lo que sucede ahora.

-Si Grecia dice que sí paga, y Alemania afirma que eso está muy bien, los electores griegos considerarán que Tsipras (en la foto) les ha traicionado, se incrementará el malestar social, habrá revueltas y Grecia tardará mucho en salir de su crisis.

-Si Grecia dice que no paga, y Alemania (y el Eurogrupo, el FMI y el BCE) aceptan que no pague, entonces la izquierda de toda Europa (en España) usará ese ejemplo para llegar al poder y entonces nadie va a pagar sus deudas y será peor.

¿Cuál es la salida al dilema?

Una solución que permita al nuevo gobierno griego decir que han logrado suavizar las condiciones de la deuda, y a Alemania y al Eurogrupo, decir que los griegos han cumplido.

Algunas de esas condiciones ya están sobre la mesa: alargar los plazos de pago de Grecia y suavizar los tipos de interés. El problema es que Syriza es víctima de sus promesas electorales, y quiere demostrar a sus electores que es más fuerte que nadie: desea eliminar a los representantes de la troika (los que visitan a Grecia periódicamente para saber si está cumpliendo con los recortes); dice que 'no aceptarán órdenes'; ha aprobado un programa de gastos sociales sin tener seguro los ingresos del estado...

La Unión Europea, el FMI y el BCE tendrán que trabajar con Grecia, y crear un original sistema de ingeniería financiera para que todos salgan contentos de este dilema. La misma ingeniería financiera que sirvió para entrar en esta crisis (estructurados, CDS, ventas a corto), debería servir para salir de ella. Estados Unidos sale de sus crisis con esa sospechosa pero eficaz costumbre de imprimir billetes.

Sobre todo hay que pensar que la crisis en Grecia (y en España) ha expulsado del sistema a miles de familias que no tienen cómo sustentarse: ni luz, ni comida y, en algunos ejemplos, ni casa.

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